Christian Gálvez es uno de los rostros más conocidos y queridos de nuestra televisión. Un presentador que tuvo que abrirse camino para llegar hasta dónde está ahora porque, desde luego, ese recorrido no fue para él un camino de rosas. Tras varios años en su primera oportunidad como presentador, y algunos antes haciendo de 'chico malo' en series como 'Médico de familia', Christian tuvo que pasar por uno de las etapas más duras de su carrera mediática: el verse sin trabajo. Un momento que él mismo ha contado esta semana en su paso por el programa de Risto Mejide, 'Chester', y que también nos deja algunas anécdotas que nos confirman cómo es el carácter de este madrileño.
Noble, divertido y trabajador. Así podríamos resumir a Christian Gálvez en tres palabras, tres aptitudes que, aunque las traiga de serie, han terminado por surgir hasta lo más alto después de pasar por situaciones un tanto difíciles. Así se lo contaba Gálvez a Risto este domingo en el sofá del 'Chester', a donde el marido de Laura Escanes invitaba al de Almudena Cid a hacer un repaso por su vida pero, sobre todo, para averiguar cómo un presentador de entretenimiento acaba convirtiéndose en uno de los mayores expertos en Leonardo da Vinci a nivel mundial.
Pero para llegar hasta cumplir su décimo aniversario al frente del rosco de 'Pasapalabra', Christian ha tenido que trabajar mucho y tocar muchas puertas. "Hace muchos años presenté un programa de mucho éxito y, claro, ese programa terminó, una decisión política. Yo tenía veintiún años, lo tenía todo, y dije 'bueno, me llamarán'", explica el presentador sobre sus primeros pasos presentando en 'Desesperado club social'. El programa de entretenimiento que Gálvez presentaba junto a Kira Miró, entre otros, que se llevó el Premio Ondas al programa más innovador en 2001, pero que tan solo duró tres años. Un tiempo después del cual Christian tuvo que ponerse las pilas.
"Me llamarán, me llamarán y nunca llamaron. Por lo que tuve que empezar a reciclarme, a trabajar en una juguetería de lunes a domingo, 12 horas al día por 700 euros". Un cambio que le llevó al trabajo de a pie y que, más allá de eso, lo que le provocaba un verdadero shock eran todos esos momentos en los que la gente le reconocía de su reciente paso por televisión. "A mí no se me cayeron los anillos. Dije qué se hacer, vender, qué me gusta, los videojuegos. La historia era que todo el que venía a la tienda me decía 'uy, pero si tú eres el de la tele'", explica.
Tres años después de aquello, Christian consiguió volver a poner un pie en televisión como reportero en la segunda etapa de 'Caiga Quien Caiga'. Una experiencia de tres años de la que aprendió la humildad que desprende ahora y, tras un tropiezo con Keanu Reves, a trabajar para reírse con los demás y no de los demás.