El millonario patrimonio de Enrique Ponce que le 'protege' de su retirada: sus empresas y negocios

Este verano está siendo especial para Enrique Ponce (52 años), y eso que todos los últimos, por un motivo u otro lo han sido desde que se separó de Paloma Cuevas. Pero está siendo junto a Ana Soria cuando está viviendo su temporada de despedida de los ruedos, lo que hace que cada tarde en una plaza sea especial, pues son muchos años trabajando y por tanto tiene recuerdos especiales casi en cada rincón. De hecho, tal como una amiga suya reveló, parece que el único pesar del diestro en este verano es no ir a despedirse de ruedos que han sido tan importantes para él como los de México o Colombia, donde ha viajado en infinidad de ocasiones. Pero parece que Ana habría tenido mucho peso en la decisión de no hacerlo, pues, aunque siempre le acompaña, lo cierto es que lo pasa muy mal cada vez que su chico se enfrenta a un toro.

Lo que está claro es que están muy unidos, que las decisiones las toman entre los dos y por encima de todo está su relación. Y también el hecho de que, al margen de su profesión como torero, Ponce tiene suficientes negocios e inversiones que ha ido haciendo a lo largo de los años como para poder vivir desahogadamente aun sin ejercer.

Los negocios de Enrique Ponce

Actualmente, el diestro tiene tres empresas a su nombre. La más antigua de ellas es Oye Flaco SL, que se dio de alta en 2020 y que se dedica a la creación e interpretación artística y literaria. En ella ocupa el cargo de administrador mancomunado y pese a que su creación es bastante reciente, no ha presentado nunca balance de cuentas y hace años que no tiene actividad.

CPM Building SL es la joya de la corona de sus sociedades. Es la empresa de administración de bienes inmuebles a través de la que más dinero ha ganado. No es tan reciente, se dio de alta en 1997 y su objetivo siempre ha estado tipificado como la compra venta y explotación de bienes inmuebles y la compra venta y explotación de productos de campo y ganado. Tiene un capital social de 1,8 millones de euros y un total activo de 3,9 millones de euros. La matriz de esta empresa es otra, Cetrina SL, que es desde la que se gestiona la explotación de la enorme finca de Jael del diestro que lleva el mismo nombre que la sociedad, y su capital social es de 3,5 millones de euros.

Y el último de sus proyectos empresariales ha sido Kranevitt’e 22 SL, en la que ocupa, por primera vez en su entramado, un puesto Ana Soria. Los dos son administradores solidarios, lo que quiere decir que para tomar decisiones tienen necesariamente que estar de acuerdo ambos. Se dedica a “la promoción, construcción, venta y arrendamiento de edificios, locales y viviendas, así como la tenencia, adquisición, compraventa de fincas rústicas y urbanas, su parcelación y urbanización, arrendamiento no financiero, explotación y alquiler de bienes inmuebles” según reza el Registro Mercantil. Por ahora no han presentado cuentas por lo que no podemos saber qué tal les va el proyecto, pero es una muestra más de su unión.

El patrimonio inmobiliario

Entre los inmuebles que gestionan sus empresas, además de la ya citada finca La Cetrina, tiene varias naves y locales comerciales sobre todo por el sur, entre Úbeda, Torremolinos y Fuengirola. Es decir, tiene el patrimonio suficiente como para estar tranquilo, aunque nada tiene que ver su situación ahora con la que gozaba antes de su divorcio. En estos últimos años ha tenido que vender propiedades e hipotecar otras, lo que no es motivo para hablar de ruina o de situación difícil porque ya hemos visto que tiene solvencia suficiente para salir adelante airoso, pero si es una situación mucho menos brillante que la de hace cinco o seis años, pues además de algunos problemas, tuvo que ceder su par a Paloma Cuevas, como es lógico tras una separación.

Ahora, una vez lejos de los ruedos, parece que su vida va a continuar centrada en Almería, donde se mudó con Ana Soria a finales de 2020 y donde están viviendo su relación, que cada vez guardan más para su intimidad. Y probablemente, además de esto, su qué hacer diario sean sus empresas, su finca, la gestión de la misma, sus aceites… es decir, todo lo que ya venía haciendo a excepción de su puesta en escena en el ruedo. Eso será un gran recuerdo, del que siempre le quedará una espinita. y quién sabe, quizá una nueva despedida futura, porque pocos son los toreros que se retiran y no encuentran un buen motivo para volver a pisar la arena, aunque solo sea por un ratito.