Tras su vuelta a la realidad como flamante finalista de ‘Supervivientes’, Mila Ximénez (64) es una mujer nueva, la mirada iluminada por tantas horas de conversación con su yo. La felicidad rezuma por todos los poros de su cuerpo, durante su charla con Lecturas. Los 16 kilos que ha perdido en Honduras la han rejuvenecido y ya no rechaza el deseo que despierta en los hombres, ahora se gusta. Muere de amor por su familia, su hija Alba no se separa de ella, orgullosa y pendiente en todo momento de sus pasos. La adoración entre ambas preside este excepcional reportaje, en el que Mila demuestra que la serenidad con la que llega del concurso no resta un ápice de contundencia a su discurso. Califica de cobarde a Mercedes Milá por sus críticas, reta a Lydia Lozano y sus miedos, declara la guerra a Dulce y se ofrece a Isabel Pantoja como testigo si decide emprender acciones legales contra la niñera. Vuelve Mila en estado puro.
Eres otra mujer.
Sí, ha sido una experiencia durísima pero también he tenido tiempo para reflexionar; antes estaba metida en la vorágine del trabajo y el estrés. He pensado en mi hermana Concha, ha pasado un cáncer y la llamaba poquísimo porque no quería sufrir. Me he blindado para que nadie me insufle ningún dolor y tengo que asumir el dolor ajeno, ser más empática. Alba me decía que no me podía hablar de cosas porque lloraba, les hago sentirse culpables. Para mí es fundamental estar con ellos. He hablado mucho con mi madre y la primera vez que me vi en el espejo la vi a ella.
Tienes otra mirada.
He visto que mi vida es muy bonita. Sabía que cuando terminara el concurso iba a volver a mi realidad, me he sentido muy segura.
Puedes leer la entrevista competa y exclusiva en la revista Lecturas