Su llegada a Barcelona no ha tenido nada que ver con el aterrizaje de María Lapiedra en Madrid el pasado miércoles. Y es que su paso por la capital significaba tener que someterse al tercer grado de Jorge Javier Vázquez en la gala de este jueves. María es conscientes que no ha hecho un buen concurso, hace ejercicio de autocrítica y aseguraba que no iba a volver a ningún reality más. Sin embargo, su mayor preocupación desde que decidió abandonar 'Supervivientes 2018' han sido sus hijas. Y la Ciudad Condal representaba precisamente el ansiado reencuentro con Martina y Carlota.
María llegaba a la Estación de Sants durante la mañana del viernes envuelta en una gran expectación, pero sonriente y ilusionada por lo que estaba a punto de vivir. Todo lo que ocurre alrededor de la colaboradora de 'Sálvame' suscita un gran interés. Aún tiene que afrontar los detalles de su divorcio de Mark Hamilton quien, según contaban en el programa, habría incumplido un acuerdo que ambos habían firmado en el que su exmarido se comprometía a llevar a las pequeñas a Madrid para recibirla. No haberlas visto el miércoles ha llenado de congoja y angustia a María. Además le toca prepararse mentalmente para responder a las fieras críticas que ha recibido de sus compañeros.
Pero mientras eso ocurre, la tertuliana de Telecinco está en su paraíso particular y es que el lugar en el que estén sus hijas es donde ella encuentra la paz y la serenidad. Un estado personal que necesita ahora más que nunca después de la experiencia tan intensa que ha sido 'Supervivientes'. Tal y como mostraban las cámaras de 'Sálvame', María llegaba al domicilio de sus suegros con los que aún tiene contacto y entraba por el parking de la finca. Nada más traspasar el portón allí estaba Martina y ambas se fundían en un tierno abrazo. Carlota estaría deseando también recibir los mimos de su mamá y seguro que las tres van a estar largo tiempo explicándose todo lo que les ha pasado durante su estancia en Honduras. No cabe duda de que Martina y Carlota son la auténtica y mejor aventura de María Lapiedra.