Rota, dolida y decepcionada. María Lapiedra no ha podido más soportar las humillaciones que ha sufrido en su relación con Gustavo González y, valiente, ha tomado la determinación de romper con él. La colaboradora televisiva ha ofrecido su entrevista más difícil y descarnada, en exclusiva para Lecturas, donde cuenta los detalles más oscuros de este último año compartido con el tertuliano. Su obsesión por ella, los tensos choques con sus hijos y la alargada sombra de su exmujer son algunos de los aspectos que han acabado por desgastar su amor.
Desde que pasaron de amantes a novios, son muchos los detalles que han llevado a María a afirmar en esta entrevista que "Gustavo nunca me ha dado mi lugar". Para ella, cuando tendría que haberse posicionado a su lado, nunca encontró apoyo suficiente, sobre todo en lo referente a la compleja relación que ha mantenido con los hijos de este. "Sus hijos no quieren verme. ¡Llevo un año y medio esperando que me quieran saludar!", declara llorando. "Me siento menospreciada y minusvalorada", continúa derrotada.
Han sido varios los momentos tensos que ha protagonizado con ellos, pero han sido tres los que más la han marcado. "Uno de sus hijos me llamó para decirme que era una "pedazo de puta". Me dolió mucho. Estuve llorando toda la noche. Su madre les habrá dicho que me llamaran eso", declara. "Uno de sus hijos se encontró conmigo por la calle y no fue capaz de saludarme, el otro ha ido a casa de Gustavo sabiendo que estaba yo y pidió a su padre que su madre no se enterara", sigue. Lapiedra lo tiene claro: "Gustavo no tendría que haberlo permitido. Creo que no dijo a sus hijos que yo sería su mujer para toda la vida, para ellos era una putilla que estaba con su padre. (...) Si no me tienes respeto, no vale la pena seguir luchando por ti. Siempre me decía que me quería más que a sus hijos pero ya veo que no, además eso es feo".
Y es que la influencia de la exmujer de Gustavo ha sido una sombra que les ha perseguido en todo momento. "Todo lo malo que sé de ella me lo ha contado él. Me dijo que nunca había sido feliz con ella. La familia de Gustavo no la tragaba, de hecho algunos de sus hermanos no se hablaban con él por culpa de ella. Gustavo me dijo que habla bien de ella para que firme el divorcio. Es un cobarde", afirma contundente. El dolor de María es también fruto de los aspectos en la actitud de Gustavo que no ha entendido: "No entiendo por qué dice en público que su ex es una bellísima persona, cuando de ella me habla pestes. ¿Se puede ser más falso?". Asimismo, ha desvelado un detalle demoledor del exmatrimonio: "Gustavo ya le ponía los cuernos a su madre antes de que ellos nacieran, desde que eran novios, y la mala ¿soy yo? Estoy harta".
Un aspecto sorprendente que también ha abordado ha sido la de su presunta obsesión que el reportero tendría por ella, según le ha llegado de boca de sus amigos. "Quería controlarme todo", dice al respecto María. "Amigos suyos me contaron que él les decía cómo hacíamos el amor aquí y allí, las posturas, todo. Me sentó fatal. Para mí le gusta demasiado el sexo, es más sexual que yo, siempre a todas horas, tiene ganas", se ha lamentado. La sensación que le queda de toda esta historia fallida es que "Gustavo no me quiere tanto. En mi casa siempre que se enfadaba amenazaba con irse, eso lo odio. Tenía que estar las 24 horas gustándole por miedo a que se fuera".