María Lapiedra no ha podido más y ha terminado tirando la toalla. Ella, que se marchó a ‘Supervivientes’ repleta de ilusión por el ‘adelanto’ vivido el año pasado cuando visitó el palafito en el que Kiko Jiménez vivía recluido, se ha dado cuenta que este año las cosas son muy diferentes. Su vida ha cambiado de manera radical en el último año y con eso no contaba cuando firmó en 2017 su participación para esta edición. Lo que le ha llevado a querer abandonar el concurso cuando solo ha pasado el primer tercio del mismo.
El principal motivo que le ha llevado a tomar esta importante decisión son sus hijas. Teme que su mala relación con su ex, Mark Hamilton, esté jugando en su contra mientras está fuera de casa. Cree que al llevarse mal con él, este no tiene al día a las niñas de dónde está su madre y no les pone vídeos de ella. María teme que todas estas sospechas que tiene sean reales y le atormentan sus días en la isla, por eso quiere regresar cuanto antes al lado de sus dos pequeñas, de cinco y dos años.
“Lo he intentado. Pensé que sería valiente y fuerte pero llevo un mes sin mis hijas y no puedo más. Lo siento. Muchas gracias a todos por la oportunidad pero nos vemos en Madrid”, anunciaba a Sandra en el Debate de los domingos, quien quería recordarle que este tipo de marchas tienen consecuencias. Consecuencias económicas por incumplimiento de contrato, pues suele acarrear una penalización cuantiosa. Para ella, lo del dinero es lo de menos, y sus hijas lo de más.
Ni si quiera su pareja, Gustavo González, consiguió retenerla. “He hablado mucho con ‘el señor Pascualín’, te pide que te quedes”, decía en referencia al padre de María, a quien ella adora y es todo un referente. Al escuchar su nombre casi se quiebra, pero la colaboradora lo tenía clarísimo: se iba. “Si no soy una valiente, no lo soy. Lo siento, cariño. Quien sea madre me va a entender. Y quien no, ya sabes que la opinión de los demás me importa bien poco”. Tras eso, Lapiedra ponía fin a su aventura.