Los momentos más felices de Andrea Janeiro y su padre Jesulín

Ambos tienen una conversación pendiente sobre su distanciamiento en estos últimos años, pero hubo un tiempo en el que estuvieron unidos y eran felices

Andrea Janeiro se ha convertido en toda una mujer sensata y madura. Es la hija de dos de las personas más mediáticas y conocidas del panorama nacional, pero quiere alejarse de todo eso y vivir una vida tranquila y en el anonimato. La lucha titánica que han mantenido en los medios Belén Esteban y Jesulín de Ubrique desde su separación la ponían en el disparadero. Y así hemos ido conociéndola. La hemos visto crecer detrás de los píxeles, pero éstos no han podido ocultar cómo ha sido su relación con sus padres, un aspecto capital que ha marcado su vida.

Su madre Belén es la persona a la que está más unida Andrea. Como ella misma dice: "Yo por mi madre mato, no una sino mil veces". Ha sido la que ha peleado contra viento y marea para protegerla. Una madre coraje de manual que ha tenido que luchar por el derecho a la intimidad de su hija y contra sus propios demonios, hasta que ha encontrado la calma y la estabilidad personal.

Muy diferente se ha desarrollado la historia con su padre Jesús Janeiro. Los primeros años de la pequeña, transcurrieron sin sobresaltos y felices. La mirada ingenua y los esfuerzos de sus padres, consiguieron que la separación y las acusaciones mutuas no la salpicaran. Sentía adoración por ambos y no estaba más a gusto y protegida que en sus brazos, aunque no entendiera la distancia.

Las vacaciones en 'Ambiciones', los días de mimos en la playa, tiernos besos y María José Campanario y el resto de la familia paterna volcados también en la primogénita del torero, los juegos con sus hermanastros Julia y Jesús ... Recuerdos e imágenes que ahora en la distancia, deben de doler a padre e hija. Todos estos años han convertido en un desierto de hielo aquellos sentimientos felices. Según Belén Esteban, "no echa de menos a su padre, porque no lo ha tenido nunca". Sin embargo, el torero estaría decidido a hablar con su hija. Jesús estaba esperando esta fecha para limar asperezas y decirse todo lo que se han guardado todo este tiempo. Para él, los 18 años de Andrea podrían significar darle una nueva oportunidad a su relación paterno-filial. Es su mayor deseo y una esperanza a la que aferrarse en los momentos tan complicados que está viviendo con su mujer María José Campanario.

Lo único que le pide Andrea a su madre es que no hable de su padre, pero le ha confesado que "no quiere saber nada". Esta nueva etapa viene llena de cambios y nuevas experiencias que la obligarán a tomar decisiones importantes. Todo está por escribir en la nueva vida de Andrea y quién sabe si una de esas decisiones podría ser retomar el contacto con su progenitor.