Lolita Flores puede presumir de una piel envidiable a sus 60 años. Su aspecto juvenil y natural es resultado de un cuidado que no acepta atajos ni soluciones fáciles. La actriz dedica a su rostro y el resto de su cuerpo todo el tiempo que se merece para lucir el mejor aspecto. Principalmente, porque es una muestra de que los mimos empiezan por una misma y, por el otro, lo poco que le gusta pasar por la mesa de operaciones.
En el último evento publicitario del que ha sido imagen, la actriz se ha mostrado tajante a propósito de su opinión de las operaciones estéticas y ha aclarado si ha recurrido a ellas. "Yo todavía no me he hecho ningún lifting. No soy amiga de los quirófanos", ha confesado rotunda.
Su secreto de belleza implica constancia e implicación, sobre todo cuando llega a horas intempestivas de la noche, de una jornada intensa de trabajo. "Yo soy artista, madre, abuela, hermana, tía y sobrina, pero siempre saco tiempo para cuidarme, pero sí, es verdad que me cuido", declaraba.
Y no puede ser más sencillo. Consciente de las necesidades de su piel por las circunstancias concretas de su profesión, ha contado: "Llegue a la hora que llegue a mi casa, es muy importante desmaquillarme, ponerme el tónico, el suero, el elixir, la crema de día, la crema de noche y, sobre todo, limpiarme la cara a conciencia. Sobre todo, para nosotros, los artistas, que estamos todo el día con los focos, que te abren el poro y, toda la porquería que llevas en la cara te lo mete para dentro". Y es gracias a este ritual de cuidados que ha conseguido sentirse cómoda con su aspecto y evitar los 'retoques'. "Hay que llevar unos cuidados especiales porque si no yo no estaría así", declara.
Si pudiera, también añadiría el descanso reparador, pero Lolita tiene una particularidad: "Soy pájaro de noche". "Aunque me meta en la cama a las diez, hasta las dos y media o las tres no me quedo dormida", ha confesado, finalmente.