Laura Matamoros reacciona a las penurias que está viviendo su padre en ‘Supervivientes’

Laura Matamoros es de las que se toma con humor los devenires de la vida. Especialmente los de su padre. Kiko Matamoros está en ‘Supervivientes’, donde está siendo el concursante que peor lo está pasando por las picaduras de los insectos ¡Le han acribillado! Hasta el punto de dormir con una especie de manoplas para no rascarse… pobrecito. Su hija, que sabe lo que es enfrentarse a todo eso, pues fue participante en la edición del 2017, ahora ve los toros desde la barrera y le provoca cierta risa ver a su progenitor enfrentarse a todo esto.

“Ay, ay, ay… papá, que no sabías dónde te metías”, y añade un emoji de risa y un corazón. La llegada de Kiko Matamoros a Honduras y su salto en helicóptero coincidió con el viaje de Laura a Nueva York. Una oportunidad laboral de oro que la joven llevaba meses esperando. Tras la pandemia, este tipo de proyectos ha estado muy parados, por lo que retomar los planes de antes ha sido muy estimulante para ella. Una circunstancia a la que también se le une el hecho de haber sido madre de nuevo. Así que este ha sido el primer viaje transoceánico al que se ha enfrentado tras su segunda maternidad. Es por eso que Laura Matamoros no pudo ver en directo el salto de su padre, que se lo dedicó a Mati, su nieto. Para el niño, su abuelo es su héroe y seguro que habrá estado muy orgulloso de él.

Kiko Matamoros cuando fue a recibir a Laura al plató tras su paso por 'Supervivientes'

Pero que se perdiera el salto del primer día en ‘Supervivientes’ no significa que Laura Matamoros no esté siguiendo el concurso de su padre ¡nada más lejos! Es su fan número uno y trata de verle siempre que puede. Eso sí, en casa, relajadita, desde el sofá y con comida rica y caliente sobre la mesa. Lo de pescar, cazar cangrejos y abrir cocos se lo deja a Kiko.

A su vuelta, padre e hija tendrán mil conversaciones por delante, pues los dos han compartido aventura, aunque en momentos diferentes. Podrán charlar sobre lo difícil que era el día a día en la isla, pero, también, lo afortunados que fueron por vivir una aventura tan única. Eso sí, brindado desde la civilización, donde las cosas, en perspectiva, se paladean mucho mejor.