Hay desamores que se lloran, otros que se beben y también los hay que se sudan. Exactamente esto último es lo que están haciendo Lara Álvarez y Fernando Alonso, una pareja rota desde hace casi un mes y que han aprovechado este tiempo por separado para machacarse en el gimnasio.
Ya lo dice el refrán, dos que han dormido en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición. Y, en el caso de los ‘Laronsos’ esto es evidente cuando nos los encontramos en las redes sociales dándolo todísimo con las cintas elásticas, sus entrenadores personales y las máquinas de cardio. El deporte, además de hacernos segregar endorfinas, la hormona de la felicidad, cumple una función importante para las carreras profesionales de ambos. Por un lado, Lara necesita estar en plena forma para marcharse en unos días a Honduras (¡recuerda que ‘Supervivientes’ empieza el 21 de este mes!) y tiene que estar no solo estupenda, sino también fuerte para afrontar el desafío físico que implica trabajar como enviada a los cayos. Por su parte, Fernando, tras el gravísimo accidente que sufrió hace unas semanas, tiene que recuperar el tiempo perdido en entrenamientos para llegar al máximo de su potencial y no defraudar en las siguientes carreras del Mundial de F1.
Con la vista fija en sus trabajos, la expareja llevará mucho mejor el sinsabor de la ruptura, porque no hay nada que distraiga más que tener multitud de cosas por hacer y planes pendientes. Y la agenda de cada uno está repletita. Es más, ese fue uno de los motivos que los hizo romper, la imposibilidad de encajar proyectos para poder verse. Incluso, se llegó a decir que el piloto no soportaba que su futura mujer estuviera tan centrada en su trabajo y reclamaba más atención por su parte.
Ahora cada uno, siendo libres como el viento, pueden hacer o deshacer con su vida lo que quieran. O ‘mazarse’ lo que les apetezca.