Ya lo decía Debbi Allen, la exigentísima profesora de baile de 'Fama' en aquella serie de los 80: "La fama cuesta y aquí vais a empezar a ganarla con sudor". A veces el sudor no es suficiente, y hay que pagar un precio más grande para conseguirla y mantenerla: hay que pagar con sangre.
Ese es el precio que ha confesado Sofía Vergara que ha tenido que pagar en múltiples ocasiones para lucir perfecta en las alfombras rojas, acaparar flashes y portadas y ser considerada una de las mujeres más bellas y estilosas del mundo. La actriz de 'Modern Family' (una de las mejor pagadas de Hollywood) ha confesado en una entrevista a un medio americano que más de una vez ha llegado a su casa de una alfombra roja sangrando, literalmente.
¿Por los juanetes de los tacones? ¿Por algún asunto femenino fuera de calendario? No, la actriz colombiana reconoce que sus voluptuosidades necesitan de auténtica ingeniería para ser colocadas en su sitio debajo de los vestidos. Que a veces, bajo el raso y el satén, se esconde una auténtica armadura que sube, coloca y da esplendor.
Esas mismas armaduras, al cabo de horas de estar sentada, posar sonriendo y caminar por el hall de los eventos, acaban pasándole factura a su cuerpo:"Necesito que mis vestidos tengan una estructura y lleven una especie de armadura debajo. Hay tantas cosas bajo mis vestidos que a veces sangro al final de las alfombras rojas" .
Vergara, que ha sido nominada 5 veces a los Emmys, vive constantemente preocupada por su cuerpo. Reconoce que es muy posible que se haga una reducción de pecho (por los dolores de espalda) y que lleva fatal verse en los primeros capítulos de la serie y ser consciente del paso de los años.
¿Su último acto de rebeldía contra el reloj? Negarse a cortarse el pelo a los 40 como suelen hacer las mujeres colombianas e insistir en que la llamen 'señorita', a pesar de ser la Señora de Manganiello desde hace meses.