Sofía Vergara y Joe Manganiello se han casado en una de las bodas más llamativas y esperadas del año. La pareja, que comenzó a salir en 2014, se dio el ‘sí quiero’ el 22 de noviembre en una ceremonia celebrada en un lujoso resort de Palm Beach, The Breakers, donde los novios estuvieron todo el fin de semana festejando.
Los invitados se alojaban en el mismo hotel y los novios se encargaron de cuidar todos los detalles para que nada fallara. A los que asistían se les regaló unas camisetas con el mensaje #Jofía, que hace referencia a la unión del nombre de ambos, Joe y Sofía. Todos las lucieron en la fiesta en la piscina que tuvo lugar horas antes del gran evento, donde las bebidas eran servidas en vasos de plástico en los que se podía leer el clásico “algo nuevo, algo viejo y algo prestado” o invitaciones a festejear sin parar. Los que más partido le sacaron a estos regalos fueron los más jóvenes, sobre todo Manolo, el hijo de Vergara, y sus amigos.
Precisamente fue Manolo el que se encargó de llevar a su madre al altar. El veinteañero ejerció de padrino y disfrutó lo mismo o más la boda que la actriz.
Sofía llevó un precioso vestido de Zahir Murad customizado especialmente para ella. La colombiana bromeaba hacía unos días aludiendo a que ese día no deseaba verse como “una virgen”. “Personalmente, no me gustan los look naturales que algunas novias escogen para casarse. Tengo 43 años y no necesito parece una ‘virgen yendo hacia al altar’. Deseo verme sexy, verme genial y llevar puesto algo que sé va a ver bien en las fotos”, contó a People.
Ella y Murad trabajaron de manera conjunta en el diseño del vestido, una pequeña obra de arte que ha requerido más de 1.600 horas de trabajo. Piezas cosidas delicadamente, perlas en el cinturón y multitud de dibujos en relieve que solo se consiguen si van cosidos a mano. El pelo lo llevó suelto, con algo de onda y adornado con un pasador de diamantes, como ramo, uno de orquídeas, una de las flores que adornó toda la boda.
Joe, por su parte, lució un esmoquin clásico negro con pajarita a juego, un look de novio elegante sin mayores concesiones fashionistas y que le sentaba como un guante. ¿Qué más podríamos querer? Absolutamente nada.
La ceremonia se ofició en español y en inglés. Algunos de los pasajes que se leyeron estaban en el idioma de Sofía y de muchos de los invitados, porque la novia deseaba tener cerca sus raíces en ese día. Después cada uno leyó sus votos, y en vez de decir el clásico “sí, quiero”, se dijo “si, querré”, como promesa de que su amor durará para siempre.
¡Ah! Y un detalle que nos encanta, los novios no querían nada de regalo, tan solo pidieron que la gente colaborara con dos asociaciones con las que ellos están muy volcados: el hospital infantil St. Jude y otro centro médico para niños en Pittsburgh. Eso es regalar con corazón.