Si Irene Rosales llegaba con rostro abatido al tanatorio donde, desde esta mañana reposan los restos mortales de su padre, Manuel Rosales, el rictus de su marido, Kiko Rivera no era distinto. Desencajado, el DJ ha sentido la enorme pérdida a la que se enfrenta la familia de su mujer y, por ende, la suya propia, especialmente ahora que sus lazos con los Pantoja parecen rotos.