Las estrategias que Julia Janeiro sigue en redes sociales son diversas. Hace público su perfil, lo cierra, lo vuelve a abrir… o permite comentarios o los veta al completo. La hija mediana de Jesulín de Ubrique se convirtió, de la noche a la mañana cuando cumplió 18 años, en una estrella de Instagram. Su llamativo físico unido a la tendencia de la joven a parecer una Kardashian más la hicieron no pasar inadvertida. Durante los primeros días instalada en la mayoría de edad se convirtió en el objetivo de las cámaras. Todos querían saber de ella, como todos quieren saber de Kim o Kylie. Esta fama repentina debió agobiarle sobremanera y la llevó a hacer privado su perfil; esto, unido a la cantidad de testimonios que contaban intimidades de la adolescente, le hizo volverse desconfiada y bloquear los comentarios en sus fotos. Hasta ahora.
Con una foto de ella en pantalones cortos, con deportivas (una de sus debilidades) y mirando desafiante a la cámara, Julia Janeiro ha devuelto a sus seguidores la posibilidad de comentar en sus redes, algo que le han agradecido, “por fin te puedo decir cosas bonitas”, le escribía una seguidora, feliz de que la joven se hubiera animado a dar ese paso. Con lo que aún no se atreve es a devolver a su perfil al ámbito público. De momento, lo mantiene con el candadito, protegiéndose de los haters. De esta manera solo pueden ver sus fotos aquella gente que realmente la sigue y se interesa por ella.
El mensaje que comparte en su vuelta a los comentarios y, por tanto, a su vida más pública, es uno cargado de optimismo y de esperanza; quizás su nuevo lema vital, “las cosas pequeñas hacen que las cosas grandes ocurran”. Tras ese mensaje, miles de ‘likes’, y decenas de comentarios, todos, en unos términos estupendos en los que no hay un solo trol que venga a fastidiarle su nueva y positiva manera de ver la vida. ¿Se convertirá Julia Janeiro en la primera influencer sin haters?