Judit Mascó se ha convertido en la nueva embajadora de Esmara, la línea textil de la marca Lidl. La supermodelo, de 55 años, amadrinó un desfile y nos contó cómo fueron sus años más intensos en la profesión.
¿Echas de menos la pasarela?
No, hace muchos años que no. Nunca hubiera pensado que seguiría desfilando cada cierto tiempo. Hace unos meses estuve desfilando para el aniversario de Pedro del Hierro, fue muy potente y lo disfruté muchísimo, pero son momentos específicos, cosas especiales de celebración.
Empezaste a trabajar muy joven, ¿sientes que te perdiste la adolescencia de una chica normal?
Un poquito, en mi infancia hice cositas pero seguía llevando una vida muy normal. En la adolescencia me perdí más cosas, pero también luché mucho por vivirla. Viajaba y trabajaba mucho, pero lo que realmente me hacía feliz era mi ciudad y estar con los míos. Tuve que luchar mucho para ver a mi familia. No tiene sentido tener éxito y no compartirlo con quien quieres. No me perdía el cumpleaños de mi padre, de mi madre o de mis hermanos.
RBA
¿Has tenido el ego bien colocado viviendo todo lo que has vivido?
Lo tengo muy bien colocado, porque cuando eres joven tienes tantas inseguridades... Ahora pienso en las cosas que viví y me doy cuenta de que no las disfruté más. No era consciente de todo lo que estaba viviendo. Yo no me considero una persona insegura, soy muy extrovertida, muy luchadora. Considero que hice cosas muy fuertes en mi profesión para la edad que tenía. ¡Es que tenía 19 años! Ahora mi hija la mayor tiene 26. Y yo, a los 23, ya estaba casada. Todo lo hice muy rápido y me doy cuenta ahora.
¿Cómo es ser hija de Judit Mascó?
Mis hijas pasaron por muchas etapas, de ser muy pequeñitas y no darse cuenta de la popularidad de su madre, a descubrirlo de repente porque todo el mundo me paraba por la calle, todo el mundo me miraba. Tuve que explicarles, desde la normalidad, que eso ocurría porque yo salía en la televisión y en las revistas. La adolescencia no fue fácil para mis hijas, y yo lo sé. Les pedí respeto hacia mi profesión y hacia mi persona y ellas lo entendieron. Pero tuve que marcarlo para que entendieran que, por mucho que escucharan algunas cosas, el trabajo de mamá solo ella se lo había currado.
Tuve que remarcarlo porque ellas escuchaban algunos mensajes que eran susceptibles de ser malinterpretados. Ahora que ellas son mujeres adultas jóvenes, están orgullosas de que yo haya conseguido por mí misma esta trayectoria. Mi marido y yo hemos sido una piña y las hemos mantenido fuera de los focos para que llevasen una vida lo más normal posible.
La mayor, María, sí que hizo algo como modelo, ¿no?
Hizo cuatro o cinco cosas, muy bonitas, buenos trabajos. Pero ella no lo sentía como propio, ella supo que eso le venía dado por ser “la hija de” y eso no satisface a nadie. A mí tampoco. No se sentía feliz haciéndolo, con lo cual, aunque hubiera podido valer por características físicas, esta profesión tiene que gustarte de verdad. Es lo que yo les he dicho a mis hijas desde que son pequeñas, que tienen que hacer algo que les apasione. Yo no lo hice por la fama ni por el dinero, lo hice porque me encanta mi trabajo. Cuando hago algo, lo hago a tope. Ella lo probó y se quedó en una anécdota.
Ahora trabaja como artista plástica, ¿no?
Sí. En casa hay mucha faceta artística, y muy variada. Mi hija segunda es actriz, aunque estudió Humanidades. La tercera estudia Diseño. Y la pequeña es la única que nos ha salido de ciencias.
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¿Cómo te llevas con el paso del tiempo?
A medida que me voy haciendo mayor, me doy cuenta de que soy una afortunada por estar aquí. Lo digo porque he perdido a gente de mi edad recientemente. Es una suerte despertarme con las pilas tan cargadas.
¿Te preocupa el paso del tiempo?
Soy consciente de que, cuando era joven, no hacía nada para cuidarme y estaba estupenda. Y encima no me lo reconocía. Ahora sí que pon- go mucho de mi parte porque me gusta cuidarme. Si me veo mejor, me siento mejor. Me miro al espejo y veo que me estoy haciendo mayor. Pero, al mismo tiempo, me digo: “Judit, no estás nada mal para la edad que tienes”. No hay que sacar las cosas de quicio. Estoy muy bien, le saco partido a todo lo que tengo y me siento plena. No solo hablo de deporte y alimentación: también cuido las relaciones con mis amigas, leo mucho, cultivo mis inquietudes... Todo eso es cuidarse.