Judit Mascó: "Como madre, intento entender a mis hijas, pero nunca juego el papel de amiga"

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Dice que, ahora, a sus 45, está en su mejor momento y seguro que será así. Realizada como madre de cuatro hijas que van creciendo, con una carrera profesional envidiable y un fachón de los que dan infarto, viéndola de hecho como madrina de ceremonias de Licor 43 en la misma planta 43 de la Torre de Cristal, parece que no ha pasado el tiempo, pero cuando tan sólo tenía veinte era una supermodelo en esa década, la de los 90, en que solo unas elegidas dominaban el mundo y ella, ella lo fue. La primera española que se convirtió en portada del Sport Illustrated y el Vogue América cuando la todopoderosa Anne Wintour la tocó con su varita. Pudo hacer carrera en Hollywood, ser chica Bond, pero volvió a España y se convirtió en madre, eso sí, sin dejar de trabajar.

 

Esta fiesta se inaugura con el leit motive de ‘Tu mejor momento’... ¿En qué momento de la vida está Judit Mascó?

En mi mejor momento. No es broma, estoy encantada. Me siento muy a gusto porque como en esta vida hay que ser positivo y agradecido creo que el mejor momento tiene que ser el presente. El pasado pasado está y no tengo ni idea de lo que pasará en el futuro.

 

¿En el pasado fuiste la primera supermodelo española?

Eso es un poco relativo. Es un halago y algo bonito. Conseguí muchas cosas y no conseguí muchas otras. Estuve trabajando con las grandes, pero no formé parte del grupo de las diez mejores. Aunque como española sí que conseguí ser la primera y la única en ciertos aspectos. Lo puedo ver en positivo o en negativo, pero prefiero quedarme pensando en que una chica de Barcelona que no tenía ningún padrino consiguió todo eso. Y tampoco me pesa no haber conseguido más trabajos o portadas a costa de haber apostado por cosas más personales.

 

¿Cómo te ves en esas fotos?

A veces me veo tan jovencita que me despierto ternura a mí misma. Y entonces entiendo muchas cosas de las que me pasaban. ¿Cómo no iba a estar insegura si a veces las situaciones eran tremendas? Eran business de adultos con una presion muy fuerte cuando eres una criatura de 19 o 20 años. Bastante tienes con estar con gente que no conoces, entender idiomas nuevos y coger aviones. A veces me da la sensación como de que aquella era otra vida, no la mía.

 

Fuiste portada de baño de Sports Illustrated y de Vogue USA. ¿Te diste cuenta en ese momento de lo grande que era?

No. Cuando yo hice esas fotos, que fueron durante un mes, no tenía demasiada idea. Sabía que estaba haciendo un trabajo importante pero nadie me explicó lo qué pasaba en caso de que fuera portada. Claro que yo tampoco pretendía ser portada.

 

¿Es cierto que también te ofrecieron ser chica Bond y protagonizar ‘Un paseo por las Nubes’?

Me llegaron los guiones, sí. El de ‘Un paseo por las nubes’ aún lo tengo. Yo hice dos películas, en el 90 y el 91. Me encanta el cine y me hubiese gustado seguir, pero hace falta una técnica que yo no tenía. Hice unos cursos de interpretacion y me llegó el guión de ‘Un paseo por las nubes’. Pero justo estaba trabajando mucho a nivel internacional, un día en un continente y otro en otro. Así que no hice el casting, aunque el director me quería entrevistar personalmente. Otra razón para no ir fue que tengo criterio. ¡Era la protagonista absoluta! Me dije: “¡Pero si no tengo ni idea!”.

 

¿Y lo de ser chica Bond?

Pues fue igual. Tenía que ir a Los Ángeles a hacer una entrevista con no sé quién, pero estaba haciendo una campaña con la que no lo podía compaginar. Claro, ¡me pilla en otro momento y me vuelvo loca! Supongo que alguna vez lo comenté y ya se da por hecho que rechacé ser chica Bond, pero si me lo hubiesen puesto más fácil, no soy tonta, y habría sido chica Bond.

 

Ya está bien de mirar hacia atrás, miremos hacia delante... ¿no? Qué proyectos tienes a la vista?

Ser imagen de infusiones y tés, y seguiré con ellos una temproada larga. Eso es lo más inmediato.

 

¿Es es difícil compaginar los ratitos de tranquilidad en casa con una vida de mamá todoterreno?

No, en absoluto. Mis hijas ya están creciendo, son adolescentes y cuando salen o se acuestan tenemos nuestro momento.

 

¿Se portan bien o son niñas rebeldes?

¡Hay de todo! De eso no hablaré. Pero como en todas las familias, hay momentos buenos y malos. Ahora ellas tienen 17 (María), 15 (Paula), 12 (Romita) y 8 años (Clara).

 

¿No son edades complicadas?

Por eso digo que estoy en el mejor momento, porque me siento realizada, cuanto menos (risas). Como madre intento entenderlas pero también sé dónde están los límites, así que eso es un tira y afloja.

 

Entonces en ningún momento juegas el papel de ‘amiga’ con tus hijas...

De eso nada, soy su madre, no su amiga.

 

¿Ninguna de ellas quiere seguir tus pasos?

Ellas en ningún momento han dicho que quieran ser modelos, no les va. Creo que normalmente nadie quiere hacer lo mismo que hacen los padres sino más bien todo lo contrario.

 

¿Y de qué tienen madera, sobre todo las que van siendo mayores?

Totalmente artísticas. La mayor está estudiando bachillerato artístico. Lo que tienen que hacer es escoger lo que quieran, tenerlo claro y yo las apoyaré. Tendrán que luchar por ello como yo lo hice.

 

¿Qué fue lo mejor y lo peor que pasaste en esa lucha?

Lo mejor ha sido prácticamente todo, esas sesiones de fotos, de maquillaje, de anuncios, esa adrenalina constante…. ¿Y lo peor? La soledad. Es un trabajo en donde normalmente no te acompaña nadie, viajas de un sitio a otro con gente que no conoces y en un momento donde eres muy joven. Eso me hacía sentir bastante sola a menudo.