Isabel Preysler (71 años) está actuando raro. Haciendo cosas que no son para nada sello suyo. Ella, que es capaz de prohibir a los periodistas que la menten como su fuente, cuando es ella misma la que ha suministrado la información. No lo digo yo, lo dice una de las escritoras que más la conocen y más veces ha charlado con ella, Pilar Eyre. Para la catalana, el comportamiento de los últimos meses de la madre de Tamara Falcó es muy diferente al que nos tiene acostumbrados. Y esto le chirría. ¿A qué obedece? ¿Por qué está actuando de esta manera? Eyre parece haber dado con la clave.
La carta de Patricia Llosa que enervó a Isabel
En 2015, Patricia Llosa, arrasada por el dolor al ver cómo el hombre de su vida y padre de sus hijos se marchaba con Isabel Preysler, sin haberle anunciado ni tan si quiera que se acababa su matrimonio, le escribió una carta a la socialité. Había tratado de ponerse en contacto con ella por todos los medios posibles y, al final, pensó que la mejor opción para que la escuchara era dirigirle una misiva. Y funcionó. Porque la viuda de Boyer no solo la leyó, sino que también la guardó. Patricia le dirigía unas líneas advirtiéndola, haciéndole saber que eso que estaba haciendo con ella su todavía marido, lo había hecho antes en incontables ocasiones. Él es así y tú serás solo un capricho más; venía a contarle. El capricho duró más de lo que, a buen seguro, la propia Llosa imaginó. Ocho años en los que los rumores de matrimonio fueron continuos pero nunca reales. A lo largo de estos ocho años, Preysler guardó la carta, pues pensaba que quizás le vendría bien de cara a un futuro. No se equivocaba. Hace solo un par de semanas, la misiva llegó a la redacción del periódico ABC y fue publicada. Y esto es, precisamente, lo que más le escama a Pilar Eyre.
“Dio a conocer públicamente una carta personal de la exmujer de su novio. Algo tan poco en consonancia con su personalidad que solo puede achacarse a una rabieta irrefrenable”, escribió la periodista en su blog para Lecturas. “Pero, según nos contaba la misma Isabel, ¿no era ella la que había abandonado a Vargas Llosa? ¿Por qué, entonces, estaba tan enfadada?”.
Desde que el 28 de diciembre Isabel Preysler hizo pública su decisión de romper su noviazgo con el Nobel de Literatura, la versión de la filipina era que él había sido muy celoso y no soportaba más faltas de respeto hacia sus hijos –“se rió de Tamara y mis hijos son mi límite”- diría semanas más tarde.
Para Eyre, haber filtrado la carta no es más que una gran pataleta y le hace flaco favor a la versión que Isabel ha estado dando a través de la revista a la que siempre hace declaraciones exclusivas. "¡Vuelve en ti, Isabel, que solo Shakira está en condiciones de convertir el despecho en arte!”, le pide.
¿Obedecería este comportamiento tan poco Preysler a que ya no tiene de la mano el consejo de uno de sus grandes amigos, Boris Izaguirre? “Otra posibilidad sería que Isabel haya cambiado su grupo de confianza y ahora esté mal aconsejada”, elucubra Pilar, que recuerda aquellos tiempos en los que el escritor venezolano “ejercía de gurú” de ella y de su hija Tamara.
La guerra fría entre Isabel Preysler y Boriz Izaguirre
Para entender por qué se ha deteriorado una de las amistades más chic y cómplices del mundo rosa, hay que remontarnos unos meses atrás. Tamara Falcó acababa de romper con Íñigo Onieva y una de las primeras cosas que hizo fue acudir a un congreso dedicado a las familias conservadoras y de carácter ultracatólico. En su charla, dijo literalmente “ahora estamos viviendo un momento muy complicado para la humanidad, hay tantos tipos distintos de sexualidades, hay tantos sitios distintos donde puedes ejercer el mal. Creo que en otras generaciones no era tan evidente”. Pronto fue tachada de homófoba, y, a los días, matizó sus palabras y aludió a que se refería a la infidelidad que ella había vivido, no señalando, en ningún caso, a las diferentes orientaciones sexuales. Pero no explicó por que sí había aceptado participar en estas charlas organizadas por colectivos que discriminan a la comunidad LGTBI. Para esto no tuvo escusa posible.
Tamara Falcó cuenta con un nutrido grupo de amistades en los que hay amigos casados con otros hombres. Uno de ellos era Boris Izaguirre, a quien no le sentaron nada de bien sus palabras y le dedicó una columna en El País, en la que se mostraba muy dolido por todo su colectivo. Esto no fue del agrado de las Preysler. Cuando el artículo de opinión fue publicado, la relación con Tamara e Isabel saltó por los aires. La madre de la protagonista de la polémica se sintió especialmente traicionada, pues creyó que esto ridiculizaba a su polluela. Y, como el que borra un contacto de su agenda, ella eliminó a Bori de su vida.
Izaguirre, cauto y discreto, no ha querido confirmar el cese temporal de su amistad con Preysler, pero quienes les ven coincidir en fiestas, aseguran que no hay ningún tipo de contacto ni comunicación.
Cuánto parecen haber perdido las Preysler en este ruptura. La que de verdad debería importarles.