Hoy en día, en la era de las redes sociales y la comunicación, parece sencillo convertirse en famoso, y este término cada vez está más difuminado, la fama se ha convertido en algo efímero y la lucha por mantenerse es encarnizada, pero no para todo el mundo, las grandes estrellas ya no compiten. Isabel Preysler (72 años) es una de ellas, una al alcance de muy pocas, pues no es sencillo convertirse en un personaje público en los sesenta y continuar siendo noticia por cada paso que das más de cincuenta años después. Apodada Reina de Corazones, y siendo ahora madre de la que se va a convertir en la gran novia de este año, Tamara Falcó, además de otros cuatro hijos, la ex de Mario Vargas Llosa continúa sabiendo rentabilizar cada uno de sus suspiros a pesar de que lo único que se le ha resistido a lo largo de su vida han sido los negocios.
Negocios y empresas de Isabel Preysler
La primera vez que dio de alta una sociedad a su nombre corría el año 2000, hace ya 23 años. Fundó Tea Rose SL, ella se encargó siempre de administrar la sociedad que comenzó con un capital social de 6.000 euros y se registró con domicilio social en la famosa casa de la socialité en Puerta de Hierro. Y aunque no ha dado la orden de cerrar su hoja registral hasta el año pasado, desde solo tres años después de arrancar, dejó de tener actividad. Desde 2003 no se presentan cuentas y en aquel año no fueron positivas.
En 2015 volvió a intentarlo, esta vez utilizando la gran baza de su belleza, pues a lo largo de los años siempre se ha admirado lo bien que le sienta el paso del tiempo y lo joven qué se mantiene, por eso decidió sacar al mercado su propia crema facial con toda la rutina, serum, contorno de ojos… fue una aventura que emprendió con su hija Ana Boyer bajo la sociedad Jacaranda Cosmética SL que hoy en día sigue administrando la mujer de Fernando Verdasco. A pesar de que en la práctica parecía un negocio redondo, lo cierto es que en los siete años que llevan a la venta los productos, que se puede comprar a través de su web o en algunas farmacias, no han tenido todo el éxito que esperaban a pesar de que se han relanzado en varias ocasiones para darles mayor publicidad. No se presentan cuentas desde 2015 por lo que no podemos tener constancia de cómo han ido los últimos años.
Ha sido un éxito bastante moderado, pero no es igual en todos los ámbitos, pues sus contratos como imagen de marcas, que han sido muchos a lo largo de los años, han supuesto ingresos como para vivir de manera muy desahogada todo este tiempo. Y es que quienes la conocen dicen que ella selecciona muy bien las firmas para las que quiere trabajar, con Porcelanosa hizo su primer anuncio y luego ha mantenido relaciones laborales muy extensas con la marca de bombones Ferrero Rocher, la textil Pedro del Hierro, o Astor, centrada en la cosmética. Esto, junto a los ingresos por la venta de exclusivas, la última de ellas la de su ruptura con Mario Vargas Llosa, han sido los ingresos que siempre han permitido vivir instalada en el lujo a Isabel Preysler.
Su única propiedad, 'Villa Meona'
En cuanto a propiedades, solo cuenta con su casa de Puerta de Hierro, una mansión con jardín y piscina a la que se apodó ‘Villa Meona’ por sus muchos cuartos de baño. Es solo una vivienda, pero en un barrio en el que el suelo está muy bien valorado y con unas dimensiones que permiten que viva ella, el servicio, en su momento el premio Nobel, también Tamara hasta hace poco, y Ana Boyer y Fernando Verdasco junto a sus hijos cuando están en España. Es decir, el valor de venta la convierte en un gran activo.
Lo que es evidente es que siempre ha vivido bien, que su imagen vende y que ella la cuida mucho para que esto siga siendo así. La próxima vez que la veremos será ya en la boda de su hija, donde no ejerce el papel de madrina, pues este le corresponde a Carolina Molás, madre de Iñigo Onieva, pero acaparará sin dudas todas las miradas después de su hija. Por ahora solo sabemos que llevará joyas de Rabat, el vestido que ha elegido es de momento todo un misterio, y una de las grandes incógnitas del momento.