Como buena folclórica, la imagen que Isabel Pantoja da de sí misma en los últimos años es la de una madre a la que sus hijos, Kiko Rivera e Isa Pantoja, no paran de darle motivos para estar en un sufrimiento perpetuo. Sin entrar en las tensiones por 'herencias envenenadas', lo cierto es que Isa y Kiko son dos adultos autónomos que han formado sus propias familias. Hasta llegar a esa estabilidad sentimental han dado muchas vueltas, a veces complicándose la vida, un detalle significativo por ser personajes mediáticos, hijos de una de las mujeres más famosas aquí y al otro lado del Charco. Y ese es el relato que ha insistido la tonadillera en difundir: unos hijos que no paran de darle disgustos, cuando ella se ha mostrado como una hija abnegada que ha estado al lado de su madre, doña Ana, hasta su último aliento el 29 de octubre de 2021.
La simbiosis de Isabel Pantoja y doña Ana
Porque ha habido pocas relaciones tan particularísimas y simbióticas, al menos de puertas para dentro, como la de Isabel Pantoja y Ana Martín. Desde el momento en que su hija empezó a despuntar y a sostener económicamente a la familia Martín Pantoja, doña Ana se convirtió en la sombra de su hija. Y no siempre fue de manera fluida. De hecho, cuando la artista se transformó en una joven con un encanto y un carisma al que era difícil resistirse, derivó en un auténtico quebradero de cabeza para su madre, que tomó la misión de preservar lo que consideraba más valioso de su hija: su virginidad. Entendemos que, en el interior de la joven Maribel, la estrecha vigilancia de su madre fue también un incordio.
El plan de Ana Martín con su hija Maribel
Este aspecto ha sido intensamente tratado por Pilar Eyre en su blog de 'Lecturas y en este ameno pasaje de su primer encuentro con la Pantoja y su madre, cuando la artista tenía solo 26 años, es especialmente revelador: "La habitación de doña Ana estaba en medio [de la de su hija y, por entonces novio, Paquirri] “para evitar tentaciones”, como nos dijo mirando admonitoriamente a su hija, que bajó la vista con modestia. Pero como Isabel atisbó un chispazo burlón en mis ojos se enfadó: “La gente dice que si mi madre es mi carabina, que no me deja respirar... ¿Pero no te parece que es natural que una madre vaya con su hija a todas partes? Mientras sea soltera, claro, porque de casada la cosa cambia. ¿Quién puede velar por mí como ella lo hace?”.
Lo que también recuerda Pilar es la de relaciones anteriores a Paquirri que Ana Martín boicoteó a su hija. Relaciones que no cuajaron como la del primer novio de Isabel, un camarero con el que estuvo saliendo castamente cuando tenía catorce años, pero que a la matriarca de Cantora no le pareció suficiente para su hija. Tampoco le gustaron, al parecer, el futbolista que la pretendió ni su compañero sobre los escenarios, el actor Máximo Valverde, quien quedó prendado de ella, pero se quedó todo en proyecto de noviazgo, porque a la abuela de Kiko Rivera no le hizo gracias su fama de seductor.
Las idas y venidas de madre e hija
Tampoco hay que perder de vista cómo extasiaba a doña Ana el talento de su hijo Agustín. "No sabes lo guapo que es, y también canta muy bonito”, le decía a principios de los 80 a Pilar Eyre, quien no podía evitar sentirse "apabullada por tanto arte y, sobre todo, por tamaño amor de madre". El cantante melódico era la debilidad de doña Ana e imaginamos esa punzada de decepción que tuvo que sentir ante la decisión de su hijo de dejar su carrera musical para ocupar el puesto de mano derecha de su hermana.
Sin embargo, ese punto de desencanto lo vivió, sobre todo, en tres ocasiones con su hija Isabel. Si bien estaba encantada con su boda con Paquirri, el matrimonio supuso el primero de los distanciamientos que vivieron madre e hija. Los Pantoja Martín habían vivido hasta aquel momento en un piso en Sevilla que compró la tonadillera en cuanto pudo. "No los voy a echar, como comprenderás", contaba enfadada en otra conversación con Pilar Eyre. "Viviremos casi siempre en la finca, porque estaré retirada y a mí el campo me entusiasma", subrayaba la madre de Kiko e Isa, ante una doña Ana decepcionada porque el mundo iba a dejar de deleitarse con su talento. Incluso se planteó sacarse el carné de conducir para estar con su hija todo el tiempo posible.
No fue la única ocasión que estuvieron separadas. Ana Martín no vio con buenos ojos la amistad de Isabel Pantoja primero con Encarna Sánchez y después de María del Monte, y fueron unos años en los que no vivió bajo el mismo techo que su hija. Algunas informaciones apuntan a que como la intérprete de 'Cántame' fue la que habría animado a adoptar a Isa, la falta de sintonía de doña Ana con su nieta tendría su origen en este detalle.
La historia de Isabel Pantoja y su madre Ana ha tenido el mismo desarrollo lleno de meandros y aristas como la relación de la tonadillera con sus hijos. Solo cuando han actuado como era lo esperado por la familia, por su matriarca, coincide con las épocas de paz familiar. Una armonía especialmente frágil en el universo de Cantora, que lleva años sin conocerla. Como la vida misma.