Glamourosa, sensacional y sexy a rabiar. Así fue la espectacular aparición de Irina Shayk este martes en el festival de Cannes. El certamen cinematográfico celebraba sus 70 años de historia y la modelo no quiso perderse la gran fiesta en la que se convirtió la ciudad bañada por la Costa Azul. Aunque se haya convertido en madre hace menos de dos meses.
Irina, de 31 años, dio a luz el pasado 9 de abril a Lea de Seine, fruto de su relación con el actor Bradley Cooper. A las tres semanas del alumbramiento, la rusa posaba muy sugerente y sensual en bikini sobre un neumático de piscina en forma de labios tan carnosos como los suyos. En esa instantánea, Shayk ya volvía a lucir las curvas que han hecho perder la cabeza a medio mundo.
La expareja de Cristiano Ronaldo tenía claro su objetivo durante el festival: que el cine quedara en segundo plano cuando los flashes la vieran aparecer en la alfombra roja con un impresionante diseño Atelier Versace. Irina eligió un 'vestidazo' de generoso escote que se ajustaba como un guante a sus fantástica figura. El color, amarillo polvoriento, jugó totalmente a favor de su piel tersa y bronceada. La modelo completó su 'look' con la melena suelta y con ligeras ondas, y un maquillaje natural.
Si de cara a la galería enamoraba sobre unas sandalias de tacón interminable del mismo tono que su vestido, en su habitación 'armó la gorda'. Con eso de que su paso por Cannes ha significado desconectar de sus quehaceres de mamá primeriza, Irina se ha montado una fiesta con su equipo de maquillaje y peluquería en una de las habitaciones de hotel que ocupaban. En los pequeños vídeos que la propia modelo ha compartido a través de su Instagram, se la ve muy animada y relajada, dándolo todo bailando y riendo. Y por la hora en que lo compartió, parece que la fiesta, en la que no faltó el alcohol, se alargó hasta altas horas de la madrugada.