Cuando las cenas de pedida parecía relegadas al olvido, Tamara Falcó (41 años) e Íñigo Onieva (33 años) las vuelven a poner de moda. Una celebración con las familias de ambos, en la que los futuros novios intercambian regalos. Él suele comprarle una pieza de joyería a ella, tradicionalmente un anillo o una pulsera, mientras que la novia suele regalar un reloj. De ahí que ayer, cuando los futuros marido y mujer reaparecieron tras la fiesta, todas las miradas fueran dirigidas a la muñeca del novio. Y ¡bingo! El brazo izquierdo de Onieva lucía un nuevo ( y carísimo) complemento que hasta ahora no habíamos visto.
Íñigo Onieva luce una exclusiva pieza de relojería
El domingo 23 de abril, en su salida post-fiesta, Íñigo Onieva llevaba un reloj de pulsera de la exclusiva firma Patek Phillippe. Tal y como ha podido saber Lecturas, se trata del modelo Nautilus 5712/1A, todo un santo grial en el mundo de los coleccionistas de relojes. Lanzado al mercado en el año 1976, el diseño de su caja recuerda a la escotilla de un barco, de ahí que los amantes al estilo deportivo lo escojan como una de sus piezas preferidas. Fabricado en acero, con cristal de zafiro y con funciones de fecha y fase lunar, se trata de un reloj que es un verdadero capricho para quien lo luce. Por lo que hemos podido investigar, su precio puede variar desde los 50.850 euros a los más de 150.000 euros en webs de reventa de artículos de lujo por ejemplares ya descatalogados.
Haciendo una rápida búsqueda por los relojes de Onieva, esta pieza no se la habíamos visto antes. Por lo que gana peso la teoría de que este Patek Phillippe haya sido un regalo de Tamara Falcó. Antes lucía una pieza con correa negra, a juego con la esfera deportiva del mismo. Más discreto y con un precio bastante menor.
¿Qué regalo ha recibido Tamara en su cena de pedida?
Al día siguiente de la fiesta, Tamara Falcó lucía un look de lo más cómodo y relajado, sin piezas de joyería más allá de los dos esenciales que siempre la acompañan: su original anillo de pedida y la mesalla de oro con la figura de la virgen junto a una corona de diamantes. Todo un clásico en ella. La marquesa de Griñón vestía chándal, sudadera y gorra cuando sacó a sus perros, un look muy de ‘andar por casa’ y perfecto para un domingo perezoso. Con un atuendo como este, no encajaban las alhajas, así que, si el novio tuvo algún detalle con ella, esta lo dejó guardado en su estuche.
Tamara Falcó e Íñigo Onieva: Una pedida de mano por todo lo alto
Isabel Preysler había dispuesto absolutamente todo para que la cena fuera un éxito. Ambas familias unirán sus vidas el próximo 8 de julio, así que nada como una cena que ayude a ir estrechando lazos.
Un menú delicioso, una decoración exquisita gracias a las decenas de ramos de flores que llegaron a ‘Villa Meona’ a lo largo del viernes y del sábado y unos novios felices por ver su sueño a punto de cumplirse. Se dijeron discursos en los que se exaltan los valores de los futuros marido y mujer, se brindó por la felicidad de la pareja y se manifestó, en incontables ocasiones, lo felices que están todos con formar parte de una única familia.
Hubo espacio para la comida, para los regalos, para música y, también para la fiesta. Una violinista tocaba su instrumento para dar la bienvenida a los invitados, que llegaban con vestidos de cóctel y trajes. La etiqueta parecía clara. Todos encantados por poder participar en la previa a una boda, que muchos creyeron no ver en marcha tras la deslealtad de Íñigo a Tamara. El mayor escollo en su relación de tres años.
La pareja se comprometió y anuló su compromiso en solo un mes. Cuando unas imágenes de él besando a otra chica, unas semanas antes de que él le hiciera entrega del anillo, la promesa de amor eterno saltó por los aires. Entonces, Tamara Falcó decidió que Onieva no era la persona que ella pensaba que era, así que rompió con él. Tan solo tres meses después, volvieron a darse una nueva oportunidad. Él prometió haber cambiado y ella, en un acto que la hará ir de cabeza al cielo, le perdonó todo.