Íñigo Onieva (34 años) ha dado un giro de 180 grados desde que dio el 'sí, quiero' a Tamara Falcó el pasado 8 de julio. El empresario, que siempre ha estado señalado por su ajetreo nocturno, ha cambiado de rumbo y los titulares que acapara ya no son los que eran desde hace meses, aunque su vida social parece que sigue siendo una de las más ajetreadas. Y es que desde que pidiera perdón, se comprometiera de nuevo y se casara con la marquesa de Griñón, como diría la fallecida Mila Ximénez, "no para, no para, no para".
La nueva vida de Íñigo Onieva
Ya desde que se reconciliara con Tamara la vida de Íñigo comenzó a cambiar poco a poco. Dejó el ocio nocturno optando por una vida más tranquila y cercana a una conversión religiosa. De hecho, el empresario hizo el camino de Santiago y acompañó a Falcó a la Misa del Gallo. El nuevo marqués (consorte) de Griñón ha querido decir adiós al mundo de la noche dejando su puesto como relaciones públicas de la conocida discoteca madrileña Lula Club. Y aunque el joven sigue siendo socio del local, no tiene que asistir durante varias noches a la semana a la discoteca, como sí hacía antes. Un ejemplo de cómo el marido de la hija de Isabel Preyslet quiere una nueva vida más cercana de Tamara Falcó y de su fe. Pero además parece que son inseparables. Tanto que prácticamente han pasado estos meses sin despegarse.
Comenzaron con un viaje a un hotel de lujo al Polo Norte con el que pusieron el broche de oro a su compromiso en esta segunda oportunidad y no se han separado desde entonces. Citas románticas en diferentes restaurantes, cenas de lujo, eventos de todo tipo, la presentación en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, escapadas al País Vasco para celebrar el cumpleaños de la suegra, entre otras citas en las que se la podido ver a la pareja.
Una vez casado lo cierto es que la vida que han creado juntos no ha cambiado y ha mantenido el ritmo cada semana. Tras el 'sí, quiero' pusieron rumbo a una interminable viaje de novios que ha durado más de un mes. Sudáfrica fue el lugar donde comenzaron su luna de miel para después embarcarse hacia la Polinesia Francesa (donde los hemos podido ver realizando actividades deportivas y de un modo que hasta entonces no conocíamos). Pero esos destinos no fueron los únicos, Tamara e Íñigo acabaron en Sotogrande con unos amigos antes de la boda de Luisa Bergel; íntima de la pareja, París y Bora Bora. Ambos frenaron su verano a todo tren para ponerse sus mejores galas e ir a la ceremonia, la primera a la que acuden convertidos en marido y mujer.
En resumen, aunque es difícil saber la cuantía en su totalidad, Tamara Falcó e Íñigo Onieva han tirado la casa por la ventana y habrían pagado por su luna de miel alrededor de los 150.000 euros, un precio al alcance de muy pocos bolsillos en el que se incluyen los hoteles, vuelos y diferentes experiencias. Sin duda, una cantidad que seguramente el empresario no habría podido gastarse solo antes de casarse con la influencer.
Además, Tamara e Íñigo han aprovechado su estancia en Cádiz para disfrutar de una experiencia gastronómica inigualable. Los recién casados han saboreado las increíbles elaboraciones del restaurante Aponiente, del chef Ángel León, situado en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María. Allí los recién casados han pedido un menú degustación que tiene un precio de 300 euros por persona, una cantidad a la que habría que añadir 295 euros por persona si se añade el maridaje Non Plus Ultra, el que ha pedido la pareja. ¿Cuánto se han gastado en total? 1.190 euritos por disfrutar por de yema de erizos, leche; flan de lisa; tortilla de camarones; callos de ostiones, limón; queso de calamar; papel de choco en adobo; escabeche de hojas, plancton; salpicón de caviar; quisquilla, pimiento verde y guisantes de Sanlúcar, entre otros platos.
Camino a la paternidad
Aunque nunca han ocultado su deseo de ser padres, la boda marcó el punto de partida para cumplir este sueño. Poco dado a hablar de este tipo de cosas, Íñigo Onieva sorprendió en una entrevista a ¡Hola! hablando del número exacto de hijos que le gustaría tener con Tamara. "Después de habernos casado, lo que nos hace ilusión es tener hijos. Pero cuando vengan (...) Me gustaría tener una familia ni muy pequeña ni muy grande porque se complica la logística de viajar, moverte... Tres es el número perfecto", contó.
Para ello, unos meses antes de darse el 'sí, quiero' en El Rincón, Tamara comenzó con un tratamiento natural de fertilidad que se centra en "medir tu cuerpo y asegurarte de que estás bien. Te van estudiando tu cuerpo. Aunque es laborioso, es un proceso muy bonito", reveló la marquesa de Griñón sin poder contener la ilusión que le supone ser madre con el hombre que ama.