Cinco días después de sufrir un infarto agudo de miocardio, Iker Casillas ha podido abandonar por fin el hospital. Este lunes 6 de mayo a mediodía el portero aparecía sonriente y tranquilo por la puerta del hospital CUF Porto.
Iker salía con camisa blanca, cogido de la mano de Sara Carbonero, ambos visiblemente emocionados. Un atril con un micrófono le esperaba para sus primeras palabras después del alta y de su infarto. Le costaba arrancar, porque la emoción se le instalaba en la garganta. Tragaba saliva y respiraba hondo, y empezaba a hablar: "Hace unos días tuve un acontecimiento, algo que puede pasar a cualquier persona y me pasó a mí. Es difícil hablar, pero hay que estar agradecido, y quiero darle las gracias a todo el mundo que me ha hecho sentir querido".
Conteniendo las lágrimas y la emoción, continuaba: "Y hay que sacar una sonrisa a pesar de que estoy muy emocionado. Quiero agradecer al doctor y a todas las personas que contribuyeron para estabilizarme y actuaron rápido. Será un reposo de un par de semanas o quizás de un poco más, pero me da igual". Finalmente, también abordaba la incógnita sobre su futuro con la misma claridad: "Tampoco sé qué será de mi futuro. Estoy un poco emocionado, lo podéis ver, pero contento".
El miércoles 1 de mayo, Iker empezó a sentirse indispuesto durante los entrenamientos en los que estaba participando con el resto de sus compañeros para preparar el partido de liga que jugaban el sábado. Rápidamente era trasladado al centro médico donde era intervenido de urgencia. El equipo de cardiólogos que se encargó de su caso le practicó un catererismo y le colocaban un stent coronario. La intervención fue todo un éxito y desde el Oporto tranquilizaban a todos con un comunicado a través del que confirmaban que había salido del peligro.
Ese mismo día por la noche, se producía la esperada foto que Iker compartía en redes. El portero ya se encontraba acompañado por su esposa, Sara Carbonero, quien vivía horas de auténtica angustia, después de haber sido informada del grave percance de salud de Iker mientras se encontraba en Tarifa (Cádiz) trabajando para Deportes Cuatro. En las primeras imágenes publicadas, aparecía el portero sonriente y haciendo el símbolo de la victoria. Y confirmaba las buenas noticias que se habían dado a conocer sobre su salud: su "problema coronario" había sido resuelto con éxito.
Desde que lleva ingresado ha recibido el calor y el cariño de amigos y fans, y sobre todo de su familia, que se ha volcado con él y que no se ha movido de su lado. Sara no ha parado de ir y volver al CUP Porto y acercaba a sus hijos pequeños a ver a su padre. Y es que no hay mejor medicina que el amor de la familia.
Poco más de un día después de recibir la reconfortante visita de sus compañeros de equipo, que le dedicaron el triunfo sobre el césped, Iker ya está en casa continuando su recuperación. Por delante le esperan meses de descanso, pruebas y, como poco, un año sin poder competir a nivel profesional.