Nadie quiso faltar a despedir a Bimba Bosé, después de que perdiera su lucha contra el cáncer de mama, por el que luchó y peleó de forma incansable durante más de dos años. Su entorno más cercano quedó devastado y consternado por la triste noticia.
Su familia, además de sus amigos, quisieron darle el último adiós y decidieron velarla y celebrar una misa póstuma en su honor en el tanatorio de La Paz, de la localidad madrileña, de Alcobendas. La gran incógnita de la tarde era si su amigo del alma, además de su compañero de batalla de la enfermedad, David Delfín acudiría a despedirla. Por eso, el diseñador, claro ejemplo de lucha y optimismo, al igual que lo fue su amiga, no se permitió faltar.
Haciendo un gran esfuerzo por su delicado estado de salud, el modisto llegaba al velatorio sobre las seis de la tarde, una vez empezada la ceremonia. Eso sí, el malagueño, que asistió junto a su chico, el fotógrafo Pablo Sáez, prefirió entrar por una tercera puerta y pasar desapercibido.
Sus amigos, entre los que encontraban Mario Vaquerizo, Bibiana Fernández o Topacio Fresh le quisieron arropar intentando velar por su intimidad.
El fallecimiento de Bimba le ha supuesto un duro golpe y más tras pelear y batallar juntos contra la enfermedad. Poco tiempo después de que a la sobrina de Miguel Bosé le diagnosticaran cáncer de mama, a David le encontraron tres tumores cerebrales.
El diseñador convirtió a Bimba en su musa, subiéndola a la pasarela en sus todos sus desfiles de la ‘Mercedes Benz Fashion Week’. Desde la primera vez que se vieron en el bar Corazón Negro de la capital, donde él trabajaba en ese entonces de camarero y la nieta de Lucía Bosé era una habitual del establecimiento, lo suyo fue un flechazo, un amor a primera vista.