La familia Goyanes-Lapique está viviendo uno de los peores momentos de su historia. En apenas un mes ha perdido a tres de sus miembros: Carlos Goyanes, el patriarca, el hermano de este, Tito Goyanes, y Caritina Goyanes, una de las hijas de Carlos y Cari Lapique. Esta última pérdida llegaba de manera inesperada el pasado lunes y hacía que la tristeza y el dolor de este clan llegaran a límites insospechados.
Aunque se ha celebrado en la más estricta intimidad, ayer pudimos ver a toda la familia, acompañados por amigos y compañeros, en el tanatorio de Tres Cantos para asistir al funeral de Caritina. Las fotografías dejaban más que claro la tristeza que acechaba a esta familia. Además, a medida que han pasado las horas, hemos ido sabiendo nuevos detalles del último adiós de la joven.
Uno de ellos es el gesto que tuvo el hijo menor de Carla Goyanes con su madre. Ayer se empezó a decir que durante el acto se había leído la carta que la hermana de la fallecida subió a redes sociales. Sin embargo, este jueves ha salido a la luz nuevas informaciones que contradicen esta versión. Concretamente, Aurelio Manzano en 'Espejo Público' ha revelado que Carla escribió una nueva carta a su hermana para leer en su funeral. Llegado el momento, la joven debía subir al estrado y leerla.
No obstante, no pudo hacerlo. La desolación por la ausencia de su hermana le hizo imposible cumplir con ese cometido. Viendo el estado de su progenitora, el hijo de Carla, de tan solo ocho años, decidió encargarse él de esta tarea. Con entereza y mucha valentía, el pequeño subió al altar y pronunció las palabras que su madre había preparado con tanto mimo. Un momento conmovedor que impactó a todos los asistentes.
Los gestos protectores de Cari Lapique y Carla Goyanes con los hijos de Caritina en su último adiós
Aunque la perdida de Caritina ha afectado a todos sus familiares y amigos, la atención se ha fijado en dos personas: sus hijos. Aún muy jóvenes, todos han querido proteger lo máximo posible a estos niños de esta situación tan delicada.
Una clara declaración de intenciones que tomaba forma en el funeral de Caritina. Allí vimos como los gestos de Cari y Carla estuvieron pendientes de Pedro y Mini Cari. Abrazos, cercanía y miradas de comprensión marcaron sus intercambios durante la durísima tarde de ayer. Un apoyo que se extiende a Antonio Matos, marido de Caritina, a quien Carla abrazaba hace unos días para mostrarle su acompañamiento.
Las amigas en las que se refugia Cari Lapique tras la trágica muerte de su hija
Está claro que el mayor pilar de Cari Lapique, que ha perdido a su marido e hija en menos de un mes, es su familia. Sin embargo, fuera de ella, la esposa de Carlos Goyanes cuenta con un núcleo duro de amigas incondicionales que la han acompañado en estos duros momentos: Nuria González, Isabel Preysler o Marisa de Borbón. Tres mujeres muy destacadas de nuestro panorama social que han sabido forjar un vínculo irrompible con Cari.
A ellas hay que sumarse las propias amigas de Caritina, como Inés Domecq que le ha dedicado unas preciosas palabras a través de un poema. "Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido. Puede cerrar los ojos y rezar para que vuelva. O puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado. Tu corazón puede estar vacío porque no la puedes ver; o puedes estar lleno del amor que compartiste. Puedes llorar y cerrar tu mente: sentir el vacío y dar la espalda… O puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”, ha expresado.
Las 3 promesas en firme de Carla Goyanes a su hermana Caritina tras su repentino fallecimiento
En la mencionada carta que Carla dedicó a su hermana se podía entrever no solo el amor de una hermana a otra, sino también la decisión de la joven de cumplir tres promesas claves en nombre de Caritina. "Ten por seguro que voy a ser muy fuerte y voy a cuidar a tus hijos todo lo que me dejen como si fueran míos, voy a cuidar a mamá por las dos y voy a cuidar a Matos porque sé cuanto le querías", escribía Carla. Tres promesas en las que la hermana de Caritina dejaba claro que iba a estar muy pendientes de los que se quedaban.