Las gradas de Wimbledon volvían a llenarse ayer de multitud de famosos que no quisieron perderse la victoria de Andy Murray frente a Milos Raonic. El tenista escocés, recuperó la ‘corona’ que ganó en 2013 y consiguió llevarse a casa su tercer título de Gram Slam. Sin duda, en un partido tan especial, quien no podía faltar era su mujer y madre de su hija, Kim Sears, quien vivió con emoción desde el palco el gran triunfo del tenista.
Pero ni Murray ni Kim fueron los protagonistas de la jornada. Y como cada vez que realizan alguna aparición, Irina Shayk y Bradley Cooper, que han demostrado tanto juntos como por separado ser dos grandes aficionados de este deporte y quisieron repetir la experiencia de la semana pasada y acudir a las canchas para ver la gran final, consiguieron volver a ser el centro de todas las miradas. Sin embargo, las imágenes que nos regalaron hace unos días, contrastan mucho con los momentos que el actor y la modelo rusa vivieron ayer.
A pesar de que el ex de Suki Waterhouse en algún momento intentó hacer reír al ángel de Victoria’s Secret, la modelo se mostró impasible durante todo el encuentro. Miradas serias, conversaciones aburridas… lo de Irina y Bradley de ayer hizo que todas las alarmas y rumores de crisis se volaran como la pólvora. Y es que su actitud fue tal, que parecía que la modelo hubiese preferido o no acudir, o estar con cualquier otra persona antes que disfrutar de la compañía de su novio, con el que acaba de celebrar su primer aniversario como pareja. ¿Habrá crisis en el paraíso Cooper-Shayk? Sólo el tiempo lo dirá.