Vértigo y tristeza. La noticia de la muerte de Mila Ximénez provoca un abanico interminable de emociones y sentimientos muy dispares. Un profundo dolor por imaginar la vida sin su presencia, sin sus comentarios irónicos y brillantes. Por otro, un agradecimiento infinito por haber disfrutado de ella como lectores de Lecturas, público de Telecinco, compañeros, amigos, hermanos, hijos, familiares, confidentes... Todas esas y más esferas eran Mila Ximénez, que ha fallecido en su casa de Madrid a los 69 años acompañada, como ella quería por toda su familia, después de su incansable lucha contra el cáncer de pulmónque le detectaban hace uno año.

En el Tanatorio de la M-30 se ha instalado la capilla ardiente donde familiares y amigos le han rendido un último homenaje. Ha sido un goteo constante de rostros teñidos de una tristeza que lo llenaba todo. Joaquín Prat ha sido uno de los primeros en llegar a este último adiós tan emotivo. Y es que Mila Ximénez tenía una vida fascinante y, sobre todo, una forma de ser arrolladora y cautivadora que deja un vacío imposible de llenar.