Un experto en comunicación analiza a las mellizas Thyssen, Carmen y Sabina, hijas de Tita Cervera: "La historia se repite"

Juanfran Velasco, experto en comunicación, lo tiene claro: con las mellizas de Tita Cervera, la historia, se repite. Cuando la baronesa decidió volver a ser madre a los 62 años, esta deseaba tener un bebé al que transmitirle todos sus conocimientos y saber. Un pequeño que siguiera sus pasos en el arte y que pudiera autodenominarse como digno heredero. Pues bien, no fue uno, fueron dos. 

El 6 de julio del 2006 venían al mundo Sabina y Carmen, unas mellizas que fueron la gran sorpresa de la prensa de la época. Fue un gran shock entonces, puesto que nadie imaginaba que la experta en museística anhelaba ampliar su familia, puesto que su hijo Borja ya tenía 26 años y hasta había formado su propia familia. Todos creímos que él sería el relevo natural de su madre, pero esta guardaba un as bajo la manga de su chaqueta blanca de lino. 

De aquellas primeras fotos posando con las pequeñas han pasado 18 años y numerosas portadas en las que hemos sido testigos de su crecimiento. Ya sin píxel de por medio, podemos apreciar las similitudes que las unen, pero, sobre todo, las diferencias que las hacen únicas; aunque, quizás, no tanto. 

Sabina y Carmen, contrarias, aunque iguales

En su primera entrevista concedida, en las que las adolescentes toman la palabra de manera pública por primera vez, vemos que Carmen se presenta al mundo como la perfecta segunda versión de su madre. Decida, confiada y segura de sí misma, habla de sus estudios de administración de empresas y relaciones internacionales en Madrid, donde se ha mudado este curso. En su entrevista para ¡Hola! esta cuenta que desea seguir los pasos de la matriarca del clan Thyssen, a quien admira profundamente. 

La entrevista de Sabina se muestra a continuación, como quien ocupa un segundo lugar. Una posición, con la que, parece, tampoco se siente incómoda. La jovencita reconoce que a ella no le gustan las cámaras ni estar en la primera línea de la información. Cosa con la que su hermana, parece extremadamente cómoda. Ella prefiere moverse en los márgenes, no destacar, ir más a su aire. Sabina es la respuesta bohemia a una familia en la que nunca han faltado las ganas de libertad y de hacer las cosas de otra manera a la establecida. Le gusta pintar y sueña con ser ilustradora. Ella no quiere gestionar los museos de mamá, sino que sus obras reposen en sus paredes. 

“Es la alegría de la familia”, reconoce Tita de su hija más tímida; mientras saca pecho cuando habla de lo bien que lo hizo Carmen en su primer acto como rostro de la fundación de su madre. 

Con las mellizas Thyssen, la historia se repite

Son tan parecidas como diferentes, y estas divergencias tan llamativas son gasolina para el que disfruta del análisis de la crónica social. Nada gusta más a una audiencia que contraponer a dos protagonistas. De hecho, es una de las narrativas preferidas de las series de ficción, como bien aprendimos de todas las sit-coms y películas protagonizadas por las gemelas Olsen en los años 2000. 

Esta contraposición, como decimos, no es nueva, lleva décadas acompañando incluso a esta familia. “Si en la década de los 2000, el binomio Blanca-Borja (especialmente Blanca) vs Baronesa Thyssen reflejaban dos modelos de vida diferentes (el bohemio o desenfadado vs la sofisticación y el lujo), la historia parece repetirse, pero ahora en las hijas de Carmen Cervera”, nos dice el experto en comunicación. 

Sabina bebe del lado ‘boho’ de la vida, el mismo del que antes lo hacía la nuera de Cervera. Durante años, la relación entre ambas parecía imposible, pero, de un tiempo a esta parte, Carmen se ha mostrado de lo más conciliadora con esta relación, asegurando que los problemas del pasado son papel mojado.

Así está manejando la baronesa la imagen de sus hijas

Juanfran, sobre cómo están gestionando su imagen estas mellizas, o cómo su madre la está gestionando por ellas, repara en que la baronesa está “posicionado y promoviendo la imagen de continuadora del legado familiar en el mundo del arte y los negocios” de Carmen, mientras que con Sabina está “respetando y apoyando su deseo de privacidad, manteniendo su vida personal fuera del escrutinio público”. Esta presentación al mundo ha calado en el público. La audiencia ya ha asumido que la mayor será “la heredera que perpetuará la influencia de la familia en la cultura española”, mientras que su hermana ya es percibida como “la artística y reservada, con una personalidad independiente y creativa”. 

Carmen y Sabina cumplieron 18 años el pasado 6 de julio.

“Tras cumplir la mayoría de edad, se ha manejado estratégicamente la imagen de las hijas, resaltando sus diferencias y cualidades individuales”, resalta el experto en imagen personal que considera que esta manera de presentarse al mundo podría obedecer a una estrategia (natural o adrede). “Esta dualidad en la presentación pública permite a la familia conectar con diversos sectores de la sociedad, mostrando tanto una continuidad en el legado cultural como una apertura a la diversidad de intereses y personalidades”.

Este binomio, como lo llama Velasco, gusta y despierta interés. Si la dos fueran semejantes, el interés sería menor y, por tanto, su éxito. Él considera que esto es debido porque este dualismo apela a una de las contraposiciones que más nos apelan como seres humanos y que más engancha, “emoción contra razón”. 

¿Cuál será el futuro, de cara al público, de Carmen y Sabina?

El futuro que podría esperar a las dos adolescentes, si gestionan bien sus imágenes, es brillante y no solo por su casta familiar. “Si Carmen quiere abrirse camino en el mundo digital, tiene un largo recorrido. Su origen familiar, la preservación del legado cultural y el respeto a las tradiciones familiares son ingredientes que despiertan interés entre un tipo de público que confía en ellas como prescriptoras de productos y estilos de vida”, opina este experto, que aprecia un llamativo auge de ‘lo pijo’.

“Por el contrario, si Sabina elige un camino más discreto y alejado de las redes sociales y los focos, su misterio también puede generar más expectación, teniendo en cuenta que pertenece a una familia muy mediática. Esa sensación de escasez, unida a su independencia y autenticidad, podrían ser ingredientes de éxito si Sabina quisiera exponerse más adelante”, sentencia.