Ha vuelto a televisión para presentar ‘Todo es mentira’ con Risto Mejide, con quien también formará pareja para presentar las Campanadas de Telecinco. Una recompensa, sin duda, al trabajo bien hecho. No lo fuerza, pero Mariló Montero es consciente de que su fuerte carácter impone y se ha convertido en su seña de identidad. Comunicadora con garra, icono de estilo (aunque no se lo crea), presume de independencia y libertad sentimental y, a pesar de denunciar acoso laboral, no se ha desencantado de la profesión. Su lema es no rendirse jamás, y habla con Omar Suárez para Lecturas, de los baches que ha tenido que sortear en treinta años de carrera.
Gritos por el pinganillo, luz de gas, boicot, destierro... En 2021, Mariló Montero generaba una auténtica conmoción al revelar que había sufrido acoso en TVE después de su controvertida salida de la cadena pública. Una lucha que tuvo que afrontar sola, "me hicieron sentir la tonta de España", relató con dolor en aquella ocasión, hasta que dio el paso de denunciar a sus superiores. Un paso al frente que, ahora, desde la distancia ve que era tan correcto como necesario, aunque esta nueva etapa profesional que saborea feliz no la arruina unos recuerdos del pasado que quiere dejar atrás.
La experiencia de trabajo más amarga: el acoso laboral
"La vida está llena de baches y yo no dejo de vivir porque me encuentre decepciones vitales, de amigos, de amores, laborales, políticas...", cuenta para dejar claro que la posibilidad de desencantarse por la televisión es remota, y más por estos motivos. "Yo no dejo de vivir por ello ni voy a dejar la profesión porque haya dos idiotas trabajando en ella y se hayan cruzado en mi camino", continúa con conocido tono enérgico, "lo importante es que en los trabajos siempre puedes encontrar un mal compañero y tú tienes que aprender a gestionar que vas a tener un mal compañero", apunta en unas palabras que saben a consejo, pero también a una trabajada conclusión tras revisarse y tomar perspectiva. "No puedes pretender que siempre vas a encontrar un trabajo al cien por cien blanco porque siempre va a haber un imbécil tratando de fastidiarte. La inteligencia está en tus manos para saber lidiar con esa persona", apostilla con una seguridad a prueba de bombas.
Cuesta creer que a una mujer con la confianza y el carisma de Mariló Montero haya sufrido los gritos y comportamientos abusivos. "Sucede, y tengo experiencia reciente", subraya con cero afectación y dándole la vuelta a la situación: "Te das cuenta de que ese tipo de personas no tienen un manejo de su personalidad, no son equilibradas ni son personas cultas ni inteligentes".
La sustituta de Marta Flich en ''Todo es mentira' hace una descripción precisa de este tipo de 'bullies' ('matones'): "Tienen la sapiencia de los años 70, 80, en los que gritar en los trabajos era ganarse la autoridad. Cuando alguien grita, manejas la situación y dices: “¿A quién se le ocurrió gritar a Mariló?”, pues a un idiota, obviamente". La de Estella deja claro que ella funciona de manera diferente, tiene otra fórmula de trabajo y de afrontar la vida, que le sirvió para resolver aquella experiencia tan amarga: "Yo no respondo con gritos, respondo con la mirada. La primera opción es decir: “Relájate y no grites, que no hace falta”. A la segunda, lo manejo, y al tercer aviso, como en toros, ¡fuera!, llamo al de arriba para que tome medidas". "Es algo que tiene que hacer todo el mundo en sus trabajos. No soportar y sí gestionar las crisis, jamás rendirte", concluye empoderada.