Por AMADEU GARCÍA
Sobre el terreno de juego son grandes estrellas que marcan su ley, obedeciendo sólo al míster... Si se tercia. Lejos del césped, no obstante, muchos se someten sin dudarlo a los designios de sus esposas o compañeras sentimentales. Les hacen más caso que a sus entrenadores. Y hacen bien. En muchas ocasiones, son ellas las que se han encargado de refinar sus gustos, de moldearlos, e incluso de aconsejarlos para que su carrera no se convierta en un desastre. Ellos están convencidos de que, para ser grandes, deben tener una gran mujer a su lado. Y, vistos los resultados, hay que darles la razón. El francés Frank Ribery sería el útimo gran ejemplo de esta historia. Le debe mucho al apoyo de su esposa. Muchísimo. Y por ello, no es de extrañar que, si ella le pide que se deje barba, mucho más frondosa que de costumbre, él no dude en hacerle caso, por mucho que se muera de ganas de afeitarse. Ribery es el último, pero no el único. Profundicemos un poco más en su caso y veamos también el de algunos otros.
1. Frank Ribery y Wahiba.
Ribery está luciendo este verano una barba mucho más poblada que de costumbre. Así ha podido verse en los primeros compromisos de su equipo, el Bayern de Múnich. Él mismo no dudó en desvelar la clave de todo hace apenas unos días: “Mi esposa insistió. Yo quiero afeitarme, pero ella desea que mantenga esta barba. Las negociaciones van a continuar”, señaló el centrocampista francés. Por mucho que hablara de negociar, lo más probable es que el galo seguirá a pies juntillas lo que diga Wahiba, su esposa. Ella ha sido su punto de apoyo principal desde que eran apenas unos críos. Él incluso se convirtió al islam para poder estar con ella. Su relación, no obstante, tampoco ha sido siempre un camino de rosas. Hace cuatro años, el jugador se vio envuelto en un escándalo de carácter sexual. Ella, a pesar de todo, le perdonó. Su tercer hijo, un niño, Salif, nació en 2011 y aumentó una familia en la que ya había dos niñas, Hiziya y Shahinez.
2. Raúl González y Mamen.
Un año mayor que él, Mamen Sanz, ex modelo, fue la gran artífice de que el delantero, todo un símbolo del Real Madrid, supiera centrarse y mantener de esa misma manera un rendimiento más que destacable sobre el terreno de juego y una personalidad intachable dentro y fuera de él. No es de extrañar que el gesto de besarse el anillo fuera para él todo un clásico a la hora de celebrar sus goles. Se casaron en julio de 1999, casi cinco años después su debut con el primer equipo blanco, y la suya es desde luego una familia numerosa: tienen cinco hijos y el sexto está en camino. Un nuevo retoño que se unirá al primogénito, Jorge, a Hugo, a los mellizos Héctor y Mateo y a María, por el momento la única niña. Raúl no sabría estar sin su familia. Por ese mismo motivo, todos se desplazaron a Qatar, el país en el que el futbolista está apurando actualmente los últimos años de su carrera deportiva.
3. Zinedine Zidane y Veronique.
Se ha hablado mucho de la famosa servilleta que, según dicen, le pasó Florentino Pérez a Zinedine Zidane para preguntarle si quería jugar en el Madrid. A ese hecho se le considera el principio de lo que al final sería su traspaso de la Juventus al conjunto blanco. Pero, si bien la pregunta inicial del máximo dirigente madridista fue una de las claves de la operación, no fue ni mucho menos la única. Según cuentan, Veronique, la esposa del centrocampista francés, cansada del clima de Turín y deseosa de pisar suelo español (al fin y al cabo sus padres son naturales de Almería), fue al final el factor que acabó de incinar del todo la balanza. El fallecido Giovanni Agnelli, presidente de la Juventus por aquel entonces, lo tenía muy claro. Así lo recogía el 'Corriere della Sera' en 1999, dos años antes de que el francés cambiara de aires, pero cuando ya se especulaba con sus deseos de dejar la Juve. “Zidane no tiene nostalgia, lo que pasa es que manda su mujer. Yo se lo pregunté directamente. '¿Quién manda en casa?', le dije. 'Desde que tenemos dos hijos, ella', me contestó”, explicó Agnelli. A esos dos hijos, Enzo y Luca, se les uniría un tercero, Theo, con el genial futbolista francés defendiendo ya los colores del Madrid.
4. Pep Guardiola y Cristina.
En una de sus primera apariciones en un programa de televisión, en TV3, a principios de la década de los 90 del siglo pasado, Pep Guardiola no parecía demasiado preocupado por su imagen ni tenía inquietudes culturales. Hasta llegó a confesar que sus únicas lecturas eran apenas diarios deportivos. Las cosas cambiaron como de la noche al día cuando conoció a la que es su esposa desde mayo de este mismo año, compañera desde hace más de 20 y madre de sus tres hijos, Maria, Màrius y Valentina. Si bien es una mujer que adora sobre todo la discreción, algo que también ha sabido transmitirle al propio Guardiola, celoso como nadie de su vida privada, no es muy descabellado hablar de ella como el punto de origen de la mayor implicación de Guardiola con la literatura y la búsqueda de un aspecto mucho más cuidado. Siendo entrenador del Barça, incluso bromeó en alguna ocasión señalando que su vestuario se lo había elegido su mujer. Y, hace muy poco, hasta confesó en una entrevista que es casi más difícil convencerla a ella de sus decisiones futbolísticas que a sus propios jugadores. “Cristina se queja a veces de mis decisiones tácticas. Me dice que repita el once con el que he ganado el último partido. Explicarle mi sistema de rotación es más difícil que decirle a Arjen [Robben, internacional holandés] 'hoy serás suplente'”, aseguró.
5. David Beckham y Victoria.
Si hay que hablar de esposas influyentes y maridos futbolistas, pasar por el matrimonio que forman David y Victoria Beckham, como en muchos otros casos, es también parada casi obligatoria. Muchos eran más que reacios a apostar fuerte por su relación cuando ésta comenzó, con él como un prometedor futbolista del Manchester United y ella como una cantante que se había hecho famosa con el fenómeno Spice Girls. Pero allí están. Victoria ha tenido una fuerte influencia en la carrera de su famoso marido. Muchos la señalan como la gran culpable de que él acabara dejando el Real Madrid, por sus continuas quejas sobre su vida en la capital de España. Lo que es del todo indudable es que tuvo también una enorme responsabilidad en el hecho de que David colgara finalmente las botas en 2013, por mucho que él se muriera de ganas de seguir jugando a fútbol. Ella estaba harta de ir a reuniones familiares sola con sus hijos y no estaba dispuesta a trasladarse con ellos, Brookly, Romeo, Cruz y Harper, a París, sede del PSG, club en el que el brillante jugador inglés puso el punto y final a su carrera.