Alaska y Mario Vaquerizo llevan 20 años juntos y aunque pudiera parecer que son dos locos de la vida, con sus extravagancias y sus neuras a cuestas, lo cierto es que tienen las cosas muy claras. Llevan una vida muy ordenada, son de los pocos famosos que no tienen líos con hacienda y, ojo al dato, piensan en el futuro de la manera más convencional posible.
Hace unos meses, Mario Vaquerizo confesaba que padecía una artrosis crónica que le producía unos tremendos dolores. Afortunadamente, el líder de las Nancys Rubias, ha confesado a la revista Shanghay que ha mejorado mucho. "Me encuentro fenomenal, renovado de ánimo. He podido volver al gimnasio después de seis meses, llevo tres semanas. Y vuelvo un poco a hacer lo que quería hacer: madrugar y quedarme con mejor cuerpo del que tengo ahora", ha dicho en la citada publicación.
Y, aunque pudiera parecer extraño, Alaska y Mario ya lo tienen todo atado y bien atado para ese día en el que ya no estén en este mundo. Han hecho testamento y han decidido qué harán con sus bienes el día que mueran. "No queremos que se haga ni una fundación ni nada. Nuestras cosas son nuestras cosas y nos gustan mucho. Queremos que se las repartan nuestros amigos. Yo he nombrado ya hasta a una albacea, que es Marta". Marta es la hermana de Mario, la única que tiene tras el fallecimiento en 2005 de su hermano Ángel.
Alaska revela en la revista que a la pobre Marta le ha caído un buen marrón. "¡Ella nos dice que menuda faena le hemos hecho! A mí es que me gustó mucho lo que hizo el marido de Saint Laurent, que hizo una subasta, aunque el Warhol se lo quedó él y no lo subastó. Pero su filosofía era que juntos habían disfrutado mucho comprando todo en las subastas de todo el mundo, y querían que la gente volviera a disfrutar con ello. Creo que los objetos se tienen que mover. Además lo nuestro no es que sean cosas de valor, sino cosas más bien sentimentales".
Casados en separación de bienes, hacer testamento ha sido una manera de evitar jaleos una vez mueran. "Es de sentido común. Para evitar un marrón a la gente que se quede. Por supuesto que tenemos separación de bienes. Yo tengo cosas que a mí me importan mucho, pero que entiendo que no tienen ningún valor. Además, los cuadros de Las Costus no se los voy a dar a un museo. Yo soy más de que los disfrute la gente que quiero. Tengo miedo que alguna loca, como en el Louvre, tire un huevo ahí. Yo soy de los que quiero que cuando me muera me hagáis un gran funeral, que lloréis constantemente, y lo digo en serio", afirma Mario a Shanghay.