Esther Cañadas (46 años) se ha sincerado como nunca en 'A solas con', el pódcast que acaba de estrenar Vicky Martín Berrocal en el que habla con los rostros más conocidos del papel couché. Tras charlar con Isabel Díaz Ayuso y Jedet, la diseñadora se ha sentado frente a la top model internacional que en los años noventa se convirtió en uno de los referentes más importantes del mundo de la moda. Entre risas, anécdotas en Estados Unidos y las penurias por las que pasó hasta llegar a lo más alto de las pasarelas, la modelo ha contado cómo una enfermedad que sufrió casi pone fin a su vida. Se trataba de una vasculitis que a día de hoy tiene "muy presente" porque podría haber provocado su muerte: "Me podía haber quedado ahí y no estar hoy contigo, ha asegurado segundos antes de hacer una confesión que ha dejado anonadada a la madre de Alba Díaz. Y es que esta afección le provocó que le explotaran "todos los vasos capilares del cuerpo a la vez". "Sueelen ser crónicas y muy dolorosas", ha añadido sobre esta complicada enfermedad.
Además, Esther ha reconocido que esta complicación de salud "no es fácil convivir ni manejar, además de que no es fácil de curar". De hecho, Cañadas ha comentado que entonces pasó por todas las etapas, y aunque quiso compaginarlo con su carrera, le resultó realmente complicado porque tenía muchos efectos secundarios. "No es algo que piense cada día. Eso sí, doy las gracias por estar aquí. Me da rabia no poder decirles a todos lo que me preguntan una forma de ayudarlos. No es fácil de vivir y manejar ni de curar. Doy gracias al universo por vivir. Fueron 6 años y pensé que los había perdido. He estado luchando por salir", ha confesado la modelo, recordando también que siempre hizo lo posible, desde tomar medicación, tratar de meditar o apuntarse a tratamientos experimentales con tal de mejorar. Eso sí, lo cierto es que Cañadas ha expresado que tuvo "dos o tres momentos de los de decir: ‘Aquí te quedas".
Hace unos meses Cañadas ya reveló que entró en una espiral de la que le fue muy complicado salir. Al parecer, el continuo estrés en el que estaba inmersa provocó que se le desarrollara esta enfermedad que no solo le afectó de manera física sino también psicológica: "Llega un momento en que te levantas y piensas ‘¿Esta es mi vida? ¿De verdad es ir al médico, ir al hospital, tener efectos de todo tipo en el cuerpo…?' Es complicado", dijo en el programa 'Las tres puertas' de TVE. Durante años, la modelo corrió medio mundo en busca de una cura o algo que consiguiera aliviarle el dolor: "Perdí la cuenta en el número 56 de médico (...) Me fui a Hong Kong para hacer medicina china, estuve meditando con monjes en Tailandia, estuve en México… ", enumeraba dejando entrever que nunca se dio por vencida.
Esther vivió sola toda esta enfermedad, por lo que siente que ahora puede ahora con cualquier cosa. Su vasculitis fue difícil de diagnosticar porque todas las analíticas le salían perfectas, pero ha asegurado que "vivía en un 10% de energía y tenía receta de reposo absoluto de por vida". "Es la primera vez que lo cuento porque son situaciones difíciles de manejar. Y esto cuando ya sabes lo que tienes, imagina cuando no tienes ni idea. He pasado por todas las épocas. Lo único que puedo decirle a cualquiera es que no se rinda nunca porque siempre habrá una puerta. Es el mismo consejo que en la moda o en cualquier otra cosa, que no te rindas. Si tu te aferras a la vida, cuando pasa lo malo, luego llega lo bueno", ha contado también a Berrocal.
Su hija, el mejor regalo de la vida
Tras superar la enfermedad, Esther ha confesado que lo que le cambió la vida para siempre fue la llegada de su hija Galia (8 años). "Tengo una hija que es como si me hubiera tocado la lotería", le confesó hace unos meses la modelo a María Casado con una enorme sonrisa, de quien dice es alguien "muy especial y observadora" con una enorme sensibilidad y de la que aprende "todos los días". "Tuve mucha suerte de poder cuidarla. No me he perdido nada. Eso no me lo quita nadie. Es un regalo que otras madres no han podido tener. Ha sido una suerte. Me acababa de curar y todavía no me había puesto a trabajar", ha confesado a la diseñadora andaluza.
Aunque es muy hermética en todo lo relativo a su vida privada, a Esther se le cae la baba cada vez que habla de la pequeña: "Es muy empática, súper divertida, es una gozada... Un regalo del cielo", sentenció. Y a pesar de que solo tiene una hija, la maniquí no oculta que tiene un instinto maternal brutal, tanto, que si por ella hubiera sido "hubiera tenido 10 hijos".