El escollo que Adela González y su marido tratan de salvar en su matrimonio

La periodista Adela González, que presenta la edición diaria de ‘Sálvame’ ha tenido que hacer frente a complicadas situaciones en su matrimonio

foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

Adela González

Adela González responde a Belén Rodríguez en 'Sálvame'

Telecinco

Adela González(49 años) y su marido Mikel Mas son todo lo que una pareja debería aspirar a ser. La Generación Z los tacharía de ‘goals’, lo aspiracional, para todos los demás. Se quieren, se admiran pero, por encima de todo, se apoyan. El matrimonio ha hecho frente a episodios tan complicados como la pérdida de su hija, y ha seguido unido, fuerte. Desde hace un año, además, viven una compleja situación familiar que afrontan con el mayor de los pragmatismos. Y es que, quizás, cuando uno se ha enfrentado a la mayor tragedia que pueden vivir unos padres, todo se relativiza.

Desde hace más de un año, Adela González vive a caballo entre Madrid y Bilbao, donde están instalados su pareja y su hijo. Primero se tuvo que trasladar porque presentaba el extinto ‘La Redacción’, en Telemadrid, y, tras este programa y la atropellada salida de Paz Padilla de ‘Sálvame’, la periodista fichó por el espacio vespertino de Telecinco. La comunicadora vasca, repleta de nervios, entró a formar parte de la familia ‘Sálvame diario’ el 7 de febrero de 2022, y, desde entonces, no ha dejado de demostrar lo excelente profesional que es. Ha entendido mejor que nadie el lenguaje del espacio, las dinámicas que se crean con los colaboradores y ha aprendido a hacer entretenimiento, pues ella venía de un formato más informativo. De este modo, la hemos visto haciendo mucho más que presentar; ha desfilado como si fuera una modelo de Milán o Nueva York, ha cantado, ha bailado… en definitiva, ha cumplido a la perfección el rol que se buscaba en ella.

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MEDIASET

Otros matrimonios no podrían hacer frente a la distancia. Esta haría una mella insalvable en su relación, pero no parece ser el caso de Adela y Mikel. Aunque hay días que se hacen cuesta arriba. Fechas especiales, como fue, por ejemplo, San Valentín. “¿Tú cómo lo has celebrado?”, quería saber Kiko Hernández. “Ya sabéis que para mí la distancia no es el olvido. Yo tendré que esperar al fin de semana para poder celebrarlo…”; sus compañeros se revolvían y le decían que cómo no había pensado en nada especial. Y entonces le tiraban de la lengua y acababa revelando la sorpresa que le tenía preparada a su marido. “No os quería contar nada pero lo voy a hacer”, y mirando a cámara soltaba, “Mikel, llego en una hora”. El público estallaba en aplausos ante el gesto romántico de la presentadora y Belén Esteban le daba la enhorabuena por la estupenda decisión.

Habrán sido apenas unas horas, ni tan si quiera 24, pero habrá valido la pena. Adela González y Mikel Mas forman una sólida pareja, un equipo perfecto. Los dos, alérgicos a acaparar titulares, que mantienen su relación en la más estricta privacidad. Redes sociales que son solo escaparate del trabajo, pero donde, vez en cuando, dejan asomar el tema que más les preocupa: la lucha contra el cáncer infantil. Y es que un Sarcoma de Ewing, uno de los más agresivos con los niños y jóvenes, el mismo que padecieron Elena Huelva y Aless Lequio, les quitó a su hija de solo 8 años. Desde entonces, además de dar las gracias al apoyo y al trato recibido por parte de médicos y especialistas en la salud y en paliar el dolor, Adela ha usado su altavoz en los medios para recordar lo importante que es la investigación para acabar con la enfermedad. Recordar lo vital que resulta dedicar fondos que financien estudios para que los niños y niñas del futuro no tengan que preocuparse en otra cosa que por jugar y no por cuándo es la próxima sesión de quimioterapia.

La carta más dolorosa que Adela González escribió junto a su marido

En junio de 2020, Adela González y Mikel Mas enviaron al diario vasco Deia la misiva que jamás habrían querido escribir. Era una carta repleta de dolor por la pérdida de su hija, pero también llena de agradecimiento. Palabras de cariño y admiración a todos los profesionales que habían pasado por sus vidas en los últimos meses y gracias a todos los amigos y familiares que les habían hecho llegar todo su amor.

“La vida cambia en un minuto. Ese en el que Ana Martínez, su pediatra del centro de Salud Basurto, descubre que ese pulmón que tantas veces ha escuchado suena un poco raro”, empezaba diciendo la misiva. “Otro minuto para que el TAC confirme que hay una masa en la pared costal. Y al siguiente, está ingresada en la planta de Oncología Pediátrica del hospital de Cruces. Llega el diagnóstico. Sí, uno de los raros, Sarcoma de Ewing. (…) Quimio, cirugía, radio y más quimio, cerca de 10 meses. No imaginábamos que un cuerpo tan pequeño y mermado por un tumor sería capaz de capear semejante temporal, y lo hizo. No sin complicaciones.

Y a partir de ahí, quien conoce esta cruel enfermedad lo sabe bien, se entra en una dinámica infernal que solo los padres y madres de estos pequeños afrontamos con una engañosa normalidad y entereza”. Unas palabras devastadoras que dejan entrever lo duro que fue el proceso, y al que solo pudieron afrontar gracias a la fuerza de la pequeña, además de por la sólida unión del matrimonio.

Tal y como Adela escribió, su carta obedecía a dos objetivos: “uno, enviar un gracias infinito a un Servicio y Personal Sanitario y Educativo PÚBLICOS que son un tesoro y que no siempre valoramos en su justa medida. Y dos, concienciar de que el cáncer nos puede tocar a cualquiera y que intentar acabar con él es cosa de tod@s”. Un mensaje que, desde entonces, siempre desea que prevalezca y que sea recordado.