Con una cruz dibujada con uno de sus pies en el albero, así era como Enrique Ponce, en un tiempo a.A.S (antes de Ana Soria) daba comienzo todas sus faenas. El diestro tenía este gesto que repetía, de manera metódica, en cada una de sus jornadas de toreo, hasta ahora; pues a raíz de su noviazgo con la joven andaluza, esto ha cambiado de manera radical. En su vuelta a los ruedos hemos visto cómo ahora el gesto 'de protección' ha dado paso a una declaración de amor y es que ahora lo que dibuja con el pie es la inicial de su amada. Un gesto que jamás tuvo con su expareja, Paloma Cuevas.