La visita de Irina Shayk a Madrid era una de las más esperadas y es que tras una larga ausencia la guapa rusa regresaba a la capital española, donde tantos buenos momentos pasó con su ex, Cristiano Ronaldo. Aunque parecía que ella había pasado página de la mano de su nueva pareja, Bradley Cooper, su actitud hace sospechar que no es del todo así.
En Madrid la vimos muchas veces junto al jugador del Real Madrid, con quien rompió hace dos años tras una relación de 4 años. Un tiempo en el que parecían de lo más felices y acapararon multitud de portadas y es que eran el ejemplo perfecto de un amor joven, sexy y atractivo.
Cuando todo se rompió, la rusa decidió poner distancia y se asentó en Estados Unidos, donde siguió afianzando su carrera profesional y encontró de nuevo el amor. Quizás por eso Irina Shayk decidió intentar pasar desapercibida durante su estancia en Madrid y evitar a toda costa a la prensa que la esperaba para inmortalizarla en su regreso, y no dudó en recluirse voluntariamente en su hotel.
El único momento en el que se dejó ver fue a su llegada al hotel. Irina llegó sin el glamour al que estamos acostumbrados a verla en las alfombras rojas y es que su intención era pasar desapercibida. Entró a media tarde en el establecimiento y allí se quedó durante las casi 24 horas siguientes, hasta que tuvo que salir obligatoriamente para acudir al acto de Intimissimi.
Durante el acto Irina se mostró algo más seria de lo normal y es que seguramente Madrid le traía recuerdos que prefería olvidar. Además de su cara larga llamó mucho la atención su look. Acostumbrados a verla enfundada en trajes ajustados que marcan todas sus curvas, sorprendió con un vestido negro algo holgado y que vuelve a traer al presente los antiguos rumores sobre un embarazo de Shayk.
Sea como sea, todo apunta a que a finales de mes volveremos a ver Irina Shayk desfilando una vez más como ángel de Victoria’s Secret muy ligera de ropa y entonces podremos averiguar si la rusa y Bradley Cooper están esperando a su primer hijo.