La dura vida de Carlos Latre cuando se apagan las cámaras: de la fuerte crisis de su matrimonio a los detalles de su situación económica

Si hay un rey indiscutible de las imitaciones es y siempre será Carlos Latre (45 años). Da igual cuantos concursantes pasen por ‘Tu cara me suena’, y lo bien que puedan llegar a hacerlo, ninguno será tan recordado como el cómico caracterizado de la fallecida Marujita Díaz o imitando a David Bustamante. Hace más de veinte años 'Crónicas Marcianas' le llevó a la fama y él, siempre discreto y humilde, ha sabido mantenerse, ir fichando por diferentes programas y por supuesto llevar a lo más alto su show, algo que no todos logran.

 El humorista dejaba su etapa en Antena 3 para fichar por Mediaset. Se cumplía el sueño de su vida: tener su propio programa. Con 'Babylon Show' ha logrado hacerlo realidad. Eso sí, no es una tarea sencilla. Latre se enfrenta al todopoderoso 'El Hormiguero', con Pablo Motos al frente y el favor del público, y a la llegada de David Broncano a Televisión Española. El humorista da el salto al ente público y la expectación es máxima. Por el momento, Latre no ha logrado salirse con la suya y hacerse con la victoria en audiencia.

La vida privada de Carlos Latre

En un hombre del que, una vez fuera de foco, sabemos muy poco. No es muy dado a hablar de su vida privada, que se mantiene bastante al margen de la pública, pero tampoco la oculta. Fuera de cámaras, Carlos es un hombre muy sencillo, de charla fácil e incluso en cierto modo tímido. Su familia es su timón, su punto fuerte, de hecho, no es nada extraño ver a su hija y a su mujer cada vez que él tiene un estreno o cualquier cosa importante. Son una piña.

Pero no siempre fue así. Se casó hace 22 años con Yolanda Marcos, que es periodista. En ‘Viajando con Chester’, él mismo contó cómo se conocieron. Él tenía 20 años y ella 26, entonces trabajaba como jefa de informativos de radio España y tenía sus propios planes, pero conoció a Carlos. "Ella tenía una vida establecida, se iba a casar, tenía piso mirado, una relación estable... ¡Y de repente llega el pipiolo! Le descuajeringué la vida" recordaba divertido. Y hasta hoy, aunque no ha sido un camino de rosas.

En 2004 se casaron en Barcelona, la tierra de él, y en 2006 dieron la bienvenida a su hija Candela, que ahora está en plena adolescencia y que sin duda es el ojito derecho de su padre. Todo fue bien hasta 2015, cuando vivieron un gran bache. Él lo hacía público en la citada entrevista, “yo había crecido bajo el paraguas de 'Crónicas marcianas' y de Yolanda. Ella era mayor que yo, más madura que yo y me enseñó muchísimas cosas. Yo necesitaba levantarme un día por la mañana y decidir qué hacía yo”, y así lo hizo. “Tuvimos problemas de muchos tipos: un gran fracaso profesional, pero también económico. Entré en Cuatro con una serie en la que invertí todo mi dinero y fue un fiasco. Lo pasé muy mal económicamente. Además, era una época difícil porque acabábamos de ser padres” contaba en esta entrevista.

Su faceta como padre

Pero no todo estaba perdido, ya que dos años después les fue inevitable reencontrarse, y retomaron su relación donde la habían dejado, pero habiendo resuelto algunos de sus conflictos internos, lo que ambos consideraron importante y vital para poder seguir adelante juntos y bien. Candela es el centro de su universo y como no podía ser de otra forma, lleva en los genes el arte, a punto de cumplir los 18 años, parece tener clara su vocación, o al menos eso dice su padre, que ha confesado que es muy artista, que tiene talento y que le gustaría ser actriz de musicales. Sin duda, con una madre productora y un padre que vale casi para todo, oportunidades y tablas no le van a faltar. De hecho, ya se ha subido con su padre al escenario, y por el momento está formándose, acaba de empezar la carrera de Comunicación Audiovisual.

De manera que atrás quedaron aquellos años complicados también en el terreno económico, porque de un tiempo a esta parte las cosas le van mejor que bien, además de haber estado más de diez años en ‘Tu cara me suena’, tiene su show, no le falta trabajo, lo que supone una mejora económica para la familia en sí, y lo que cierra el círculo para que esa nueva oportunidad de pareja también lo haya sido de vida y estén ahora, tras el bache, disfrutando de un dulce momento.