Mónica Pont acaba de hacer un ejercicio de catarsis. Escribir sobre su mayor drama, trasladarlo al papel, y darle la lejanía que implica poner lo sucedido en personajes ficticios no puede ser calificado de otra manera. Esta ha sido la base para su novela, ‘No estás sola’, donde comparte, a corazón abierto, lo que ha vivido peleando por la custodia de su hijo.
La actriz ha pasado momentos muy duros y tras alguno de ellos pensó en abandonar, tirar la toalla y acabar con todo. El momento más difícil al que tuvo que enfrentarse fue cuando entró a la que había sido la habitación de su hijo y la encontró completamente sola después de que su padre, el empresario Javier Sagrera, hubiera obtenido su custodia. “No quise vivir. Me tomé un bote de pastillas y me desperté en el hospital”, ha revelado a la revista Love.
Verlo con cierta distancia le ha servido, sí, pero, aún así, enfrentarse a según que partes del libro todavía remueven sentimientos de su interior que la hacen llorar.
La batalla legal entre la actriz y el empresario empezó hace años, pero hasta ahora no se había animado a contar la complicada situación que vivió y continua viviendo. A pesar de que el niño manifestó en reiteradas ocasiones que deseaba vivir con su madre, el juez le dio la custodia al padre, “priorizaron el arraigo al lugar del vínculo con la madre” ha contado. Lo dice porque el niño continua viviendo en Cataluña, mientras su madre reside en Madrid, y Pont tiene claro que esto es debido a que su ex es alguien muy importante, capaz de mover muchos hilos. La justicia pareciera haberle dado prioridad al notable empresario, antes que a la actriz.
En la contracubierta de su novela, en la que utiliza nombres ficticios (por ejemplo, el de su personaje es un homenaje a su hermana fallecida, Carolina), reza la siguiente frase demoledora: “Cuando el odio y afán de venganza son más fuertes que cualquier otro sentimiento”, que haría referencia a todo lo que su exmarido ha sentido por ella. Mónica cree que utilizar al niño es solo una manera más de hacerle daño, y considera que este no se preocupa por inculcarle unos valores que sí tendría si el adolescente, que tiene 12 años, habría adquirido a lo largo de estos años a su lado.
Esta novela no solo ha ayudado a la intérprete a hacer repaso por lo vivido, sino que también ayudará a muchas mujeres puesto que con lo recaudado irá a parar a la fundación Mujeres, creada por la fiscal Soledad Cazorla, para ayudar en sus estudios a niñas que han sufrido violencia doméstica.