El día en el que Marilyn Monroe y Sara Montiel compartieron mesa, mantel y (casi) maridos

Antes de que ‘Blonde’ aupase a Ana de Armas con la nueva Marilyn Monroe, ya tuvimos un encuentro entre la estrella de Hollywood, la original, y una de nuestras grandes: Sara Montiel; una cita difícil de olvidar, al menos, para una de ellas

JC
José Confuso

Director digital de Lecturas

Sara Montiel Marilyn Monroe collage

Cuenta la leyenda que cuando alguien osaba comparar a Sara Montiel con Marilyn Monroe, a la manchega le salía el carácter y también, por qué no, un poco el ego. “¡Yo soy actriz!”, bramaba dándose golpes de pecho. Y es que si algo tenía claro la Montiel es que lo suyo era un papel. “De quien estoy realmente satisfecha es de María Antonia”, remarcaba. “Sara es otra cosa”. Aunque pueda parecer lo contrario, la relación entre la protagonista de 'El último cuplé' y la estrella de Hollywood existió, sí. Fue breve pero intensa. Ambas se conocieron en Nueva York, maridos mediante, y protagonizaron un breve encuentro que le sirvió a la de Campo de Criptana para presumir toda la vida. No es para menos, claro. A ver si hay alguien que pueda decir lo mismo. Y si lo hay, que lo haga con la gracia de la Montiel. Imposible.

“Me gustaba mucho Marilyn”, escribió Sara Montiel en 'Vivir es un placer', sus -algo fantásticas- memorias. La actriz, ya retirada del cine, se sentaba a rememorar una trayectoria, la suya, que, hasta entonces, no tenía parangón. Tony Curtis, Frank Sinatra, Billie Holiday -por quien llegó a destrozar varias mesas del mítico Four Seasons- o Cary Grant pasaban con soltura por las páginas de su vida. Aunque, sin duda, uno de sus grandes atractivos, también uno de los episodios que más le gustaba recordar, era cuando estuvo cara a cara con Marilyn Monroe. Dos estrellas en la cumbre. Dos leyendas a la sombra de sus maridos. O eso creían ellos.

Un día de invierno en Nueva York

“Yo ya había conocido a Marilyn Monroe en el estreno de una película de Ava Gardner”. Terminaba la década de los 60 cuando Sara Montiel se codeaba con lo más granado de Hollywood. La actriz se había casado en 1957 con el director Anthony Mann y, claro, todo pasaba por su casa. A la mansión donde residían acudían productores, empresarios, magnates y algunas de las mayores estrellas del celuloide de entonces y de siempre. No fue el caso de Marilyn. Su encuentro ocurrió, sí, pero en esa ocasión fueron los Mann los que visitaron el hogar que Monroe compartía con el escritor Arthur Miller. Con lo que le gustaba a Sara ser anfitriona...

“Fuimos a la casa que tenían en Nueva York, al estudio donde Miller trabajaba, y también a otra casa que tenía en New Jersey”, explica la propia Sara de puño y letra. “Marilyn estaba pasando un mal momento porque acababa de tener un aborto. Estaba anímicamente muy decaída”. Esto no fue obstáculo para que la Montiel se fijase en un detalle clave. “Vestía un blusón anoche de seda y pantalones muy anchos también”, señalaba la actriz no sin dar puntada sin hilo. “Marilyn nos atendió estupendamente a Tony y a mí durante toda la comida”, confesaría décadas después en conversación con Vanitatis. Una cena -o tal vez comida, nunca acabó de quedar claro- que pasó a la posteridad.

Marilyn Monroe Arthur Miller

Marilyn Monroe acompañada de su marido, el escritor Arthur Miller

Gtres

“Marilyn era pequeñita, muy poquita cosa”

Pese a estar más que acostumbrada a rodearse de estrellas, Sara se quedó algo fascinada con Marilyn. “Era pequeñita, poquita cosa”, le explicaba al citado medio poco antes de su fallecimiento. “No era muy alta, estaba muy débil y delgadita”. La relación entre las actrices no fue mucho más allá, tal vez por el odio que la propia Sara sintió por Arthur Miller. “Sabía que era un gran escritor, pero no me cayó nada bien como persona. Era rimbombante, engreído, altanero”, se desquitó en sus memorias. “Y el tiempo me dio la razón, porque en todo lo malo que escribió de Marilyn después de que la matasen (porque a mí nadie me mete en la cabeza que fuese una muerte natural o accidental) quedó retratado él”.

Junto a sus maridos y ya cenados, acudieron a visitar un teatro cercano donde Miller y Mann planeaban llevar su colaboración a escena y ahí terminó todo. “Cuando me cansaba de presenciar los ensayos, me iba de paseo, veía escaparates de la Quinta Avenida y tal vez compraba algo”, contaría la actriz años después. Sara no volvería a ver a Marilyn después de aquella cena. Al menos, no con vida. Y es que el futuro les deparaba todavía un último encuentro.

Sara montiel Pepe Tous

Sara Montiel, con su marido Pepe Tous

Gtres

Visita la tumba de Marilyn

A principios de los setenta, Sara Montiel viaja a Estados Unidos como parte de la promoción de su película 'Varietés'. Allí le acompaña, claro, Pepe Tous, su marido, y la actriz aprovecha su regreso a la que fue su casa para mostrarle algunos de los rincones donde fue tan feliz. “Hollywood ya no existe”, sentenciaba Sara con su soltura habitual en las páginas de Fotogramas. “Ha cambiado mucho. No es el que conocí cuando estaba casada con Anthony Mann”. Con todo, la actriz no quiso marcharse hasta cumplir una deuda que había adquirido hacía ya mucho tiempo: presentar sus respetos ante la Monroe.

“Estuvimos visitando la tumba de Marilyn”, le contaría a Jesús Mariñas para esta publicación. “Sólo pude ponerle tres o cuatro rosas. No cabían más en el «bouquet». Es un nicho de mármol gris, impersonal y casi deshumanizado”. Afectada y emocionada, Sara posaba ante la tumba de Marilyn para ser inmortalizada por los fotógrafos. “Hace tiempo que deseaba rendir este tributo a la pobre Marilyn”, confesaba con una pizca de tristeza. Y es que Sara, aunque nunca lo reconociese, siempre se vio reflejada en ella. “Marilyn ya era un mito. Yo quiero seguir siendo la que soy”. Y fue, claro, una estrella.