Descubrimos el plan B de Antonio Orozco que le permite retirarse con tranquilidad de la música

El cantante ha decidido retirarse temporalmente, sin fecha de regreso, para priorizarse, reconectar consigo mismo y componer el que cree que espera que sea el mejor trabajo de su vida

Noelia Zazo
Noelia Zazo

Periodista especializada en corazón

Antonio Orozco
GTRES

Aveces, suceden cosas que nadie puede esperarse, una de ellas es que Antonio Orozco (51 años) anuncie su retirada. Pero ha pasado. Es real. Lo ha hecho. "No sé cuánto tiempo me tomará para volver renovado. Seguro que en tres meses los de la compañía estarán subiéndose por las paredes, pero tengo una responsabilidad súper grande con el público, pero especialmente contra mí. Me voy a quitar un tiempo de en medio" explicaba tras contar que por una parte necesita tiempo en familia y por otra siente, que desde hace 23 años no se sienta a componer un disco encontrándose a sí mismo. "Los tiempos que necesita un compositor son así" sentenciaba. Decisión tomada.

Una determinación nada fácil, y que sin duda no podría tomar cualquier trabajador al uso, solo alguien con su trayectoria y con un plan B que continúa funcionando mientras él se aleja del foco. Y es que Orozco hace poco más de un año puso en marcha una escuela de música, y hace cinco meses dio de alta una sociedad para poder gestionarlo puesto que ha ido creciendo poco a poco y ya tiene trabajadores a su cargo. Se llama Escuela Cemmo SL, está dedicada a “la enseñanza y formación musical, así como la realización de audiciones, conciertos y diferentes actividades relacionadas con el ámbito musical” y comenzó su andadura con los 3.000 euros mínimos y domiciliada en L’Hospitalet de Llobregat, de donde él es natural y donde está ubicada la escuela. Dada su reciente creación aun no se pueden consultar cuentas, pero teniendo en cuenta que no dejan de aumentar plazas y profesores, parece que las cosas no van mal.

 

Para ello ha confiado en su hermano Marcos, que siempre fue casi tan amante de la música como él, es el menor de los tres, aunque su hermano Chechu, el mediano, también pone su granito de arena en el proyecto. La escuela se llama ‘Centro de Estudios Musicales Orozco’ y el objetivo de crearla fue poder llevar la música al barrio, que cualquiera, con un nivel de vida medio pudiera permitirse estudios en este terreno y comenzar a formarse para poder profesionalizar su pasión. Y la acogida no ha podido ser mejor, de hecho, ya se han asociado con la red de escuelas Liceu, donde han acordado impartir el programa de música moderna y jazz.

Y esta no es la única sociedad del artista, de hecho, la matriz de esta, es otra con la que lleva años gestionando su carrera. Se llama Semillas del Silencio SL, fue dada de alta en 2002, es decir, hace 23 años, justo cuando el cantante comenzó a ser muy reconocido. El cometido principal de la entidad es la creación artística y literaria, pero hace algunos años incluyó “la compra, suscripción, tenencia, permuta y venta de valores mobiliarios, nacionales y extranjeros, por cuenta propia y sin actividad de intermediación”, por lo que se entiende que a través de ella ha invertido en ladrillo. Algo que no debe haber funcionado mal, porque el último año fiscal facturó un millón de euros y tiene un valor total de 1,1 millones.

Antonio Orozco con su hija Antonella
Instagram @antoniorozco10

En definitiva, puede permitirse parar. Y lo ha hecho. Ahora mismo su prioridad es él mismo y en realidad también su compromiso con su música, pero sobre todo su familia. Tiene un hijo mayor, Jan, que ya tiene 16 años y que ha heredado su gusto por la música. La madre del pequeño murió en 2017 a causa de un cáncer de útero y fue algo que a él le tocó mucho y de lo que ha hablado en alguna ocasión. Ahora tiene otra pareja, a la que no ha presentado porque se trata de alguien anónimo y él siempre es muy celoso de su vida privada, pero si quiso compartir, hace ya dos años, que había sido padre de nuevo. Tiene una bebe llamada Antonella a la que adora y que según sus propias palabras le requiere mucho tiempo. Tiempo que está más que dispuesto a dedicarle y del que ahora, seguro, dispondrá.