Tamara Falcó (42 años) e Íñigo Onieva (35 años) están de aniversario. Este 8 de julio los marqueses de Griñón celebran su primer año de casados. Una fecha que puso el broche de oro a numerosas polémicas e infidelidades de la pareja con uno de los eventos más esperados para todos los medios relacionados con el papel couché. Varios vestidos de novia, drones con mensaje en el cielo, contratiempos con una vela que casi prende fuego al cura de la ceremonia. Sin duda un día que jamás olvidarán.
Felices con la vida que han formado juntos y con la casa nueva que comparten (valorada en 1,5 millones de euros, esta vivienda se haya en la lujosa urbanización de Puerta de Hierro), la pareja ha conseguido este año superar todos sus problemas, viajar a numerosas partes del mundo, compartir muchos momentos cómplices y planes gastronómicos, ser una apoyo el uno para el otro en sus diferentes proyectos laborales, pero también tienen una cuenta pendiente.
A pesar de que durante sus últimas declaraciones Tamara ha dicho que está feliz como está y que si no tiene que ser madre no lo será porque Dios no lo querrá así, lo cierto es que Falcó nunca ha ocultado sus ganas de ser madre. La hija de Isabel Preysler ha dicho en numerosas ocasiones que es uno de sus mayores deseos. Incluso han recurrido a métodos y procesos médicos nada bien vistos para los más religiosos para quedarse embarazada.
Muchos han sido los rumores que han apuntado a un posible embarazo durante varios meses, pero parecen ser más las ganas de la prensa porque ella sea madre que la verdadera realidad. Y es que cada ve que a Tamara le sale una pequeña barriga en una foto o tiene una postura sospechosa, saltan las alarmas. ¿La última vez? El pasado junio. Una noticia que tuvo que desmentir.
"Es cíclico, el otro día me encontré a un vecino y me dio la enhorabuena. A mi madre le pasa todo el tiempo. El otro día me decía: '¡Espero ser la primera a la que se lo cuentas eh!'. Y yo le decía: 'Bueno, primero a Íñigo, ¿no?'. Y ella: 'No, no, primero a mí'. Yo tengo cero presión. Tengo muchísima fe y si tiene que ser, será y sino, pues hay muchas formas de ser feliz. Yo siempre he dicho que me encantan los niños y que quiero tener una familia, pero no creo que fuera una persona amargada si no se diera. Me estoy cuidando, estamos los dos sanos, estamos disfrutando mucho. Si viene bien, y sino, también", explicó la marquesa en 'Vanity Fair'. Sus últimas palabras en un medio de comunicación sobre este tema que entendemos será doloroso.
Íñigo siempre ha sido más cauto hablando de paternidad, pero Tamara ha asegurado que les gustaría formar una familia numerosa. De hecho, en alguna ocasión ha contado que al menos les gustaría tener tres hijos, algo que por ahora parece resistirse. Antes de irse de luna de miel, el matrimonio tuvo que vacunarse para acudir a alguno de sus destinos, lo que les retrasó también el proceso.
Y es que deseosos de ser al menos uno más en casa, los marqueses de Griñón ya habían comenzado algunos pasos para conseguirlo. Tal y como ella misma explicó en la revista '¡Hola!', se estaba sometiendo a la Naprotecnología. Según cuentan los expertos, esta es "una alternativa a la reproducción asistida que busca cuáles son las causas de la infertilidad de la pareja para intentar solucionarlas con los tratamientos médicos pertinentes. Después, coopera con el ciclo de fertilidad de la mujer para que pueda concebir un hijo de forma natural", relataron.
Un año de amor entre Tamara e Íñigo
Como dice la estrofa de la canción de Luz Casal, Tamara e Íñigo han celebrado "un año de amor". Un año de mucha felicidad, tanta que la hermana de Ana Boyer se atrevió en el citado medio anteriormente a poner nota a Onieva. Explicando que "no es un marido de 10" y que siempre se puede mejorar, Falcó reveló que continúa sintiéndose como en una nube, como si estuviera de "luna de miel" y que "el matrimonio está resultando un viaje precioso".
"Hay gente que me dice que los dos primeros años son los más complicados, pero el primero ha sido fantástico así que no estoy para nada de acuerdo", relató Tamara, que además aseguró que su marido es un 9,5 porque no hay nada perfecto. Pero además, la que fuera ganadora de 'MasterChef Celebrity' confesó que le daba lo mismo irse a dormir enfadada porque todo le molesta cuando tiene sueño. Eso sí, reconoció encomendarse a Dios cuando tiene problemas: "Realmente noto que Jesús está ejerciendo su fuerza. Todas las discusiones o conflictos que puedas tener, se solucionan teniendo fe", explicó.