Cristina Pedroche lleva tres tatuajes. Uno, el rayo, en una de sus muñecas, por su equipo favorito, otro, XO, en honor a los restaurantes de su marido, y, el más reciente, el perfil de Dabiz en un antebrazo porque “a él le entrego todo. Y mi piel también”.
Se lo contaba a Pablo Motos en ‘El Hormiguero’ donde ha descubierto algunos secretos de ‘Pekín Express’, como lo duro que es para ella ese intenso mes de grabaciones. En total, este año han estado 35 días trabajando sin parar. Unas semanas en las que no se descansa bien, se come regular y el agotamiento pasa pronto factura no solo a los corredores de la carrera, sino, también, a los que trabajan. Dice que en los momentos más complicados se mantuvo fuerte gracias a su marido. “Él me daba ánimos. Me dieron un móvil indio y así podíamos hablar”. Todo el día comunicados, mandándose mensajes y diciéndose lo mucho que se echaban de menos. No nos digáis que no están a partir un piñón.
Además, contó la sorpresa que le preparó a Dabiz tras el viaje. “El programa duraba 35 días, y le dije que volvía el 26 de febrero, pero en realidad lo hacía un día antes para darle una sorpresa. Y para que no sospechara mientras estaba volando, le conté que no podía estar con el móvil porque grababa unas entradillas. Y cuando aterricé en España, le dije que acabábamos de terminar la grabación y que me iba al hotel, ¡pero en realidad estaba en Madrid! Eran las tres de la tarde, así que me fui directa a DiverXo porque él estaba en mitad del servicio. Iba con unos nervios tremendos en el taxi y estaba compinchada con un compañero de David. Así que cuando llegué, me metí en la oficina y él le hizo pasar sin decirle nada. Cuando me vio, me empotró contra la pared y me llenó de besos, abrazos y lágrimas”. En serio, ¡¡qué bonito!!
Cristina volvió a repetir que entre ellos no cabe ruptura posible, y da las gracias porque está convencida de que todo lo que el pasa es por él.