Las confesiones de Albert Solà, el supuesto hijo ilegítimo del rey Juan Carlos, sobre su infancia antes de morir

Albert Solà concedió una entrevista a '¿Quién es mi padre?' que se ha emitido de forma póstuma tras su inesperada muerte hace solo una semana. El camarero relató cómo fue su vida en una familia muy humilde en la que gozó de "inexplicables" privilegios

Gema Amil
Gema Amil

Redactora Jefe digital de Lecturas

Albert Solà
Telecinco

El programa '¿Quién es mi padre?' ha rendido homenaje a Albert Solà fallecido hace una semana. El camarero, que se llevó años luchando y asegurando que era el supuesto hijo ilegítimo del rey Juan Carlos, contaba su historia al programa de Carlota Corredera. Este sábado estaba previsto que estuviera sentado en el plató de Telecinco, una intervención que su inesperada muerte ha imposibilitado. No obstante, Solà sí que pudo contar su historia al programa -en el que también ha participado Ingrid Sartiau, que también reclama la paternidad del rey Juan Carlos- relatando cómo fue su infancia.

Albert Solà era camarero de 'La Bisbal' y reclamó durante años que su padre era el rey emérito Juan Carlos. En sus entrevistas se refería al rey emérito como "mi padre", al rey Felipe como "mi hermano" y a la princesa Leonor como "mi sobrina". Su madre biológica, Anna María Bach Ramon, le dio en adopción en 1956 tras su nacimiento en Barcelona y vivió en una casa de acogida en Ibiza hasta que fue adoptado por una humilde familia de agricultores.

"Mis padres adoptivos eran de diez. Muy pobres. Pero no cambiaría mis apellidos por nada del mundo", contó Albert Solà a '¿Quién es mi padre?'. Albert explicó al programa los caprichos que, a pesar de su situación familiar, pudo disfrutar cuando era un niño. "A los 16 años una moto nueva. A los 18 años un coche 600... Mi padre nunca ha tenido un coche nuevo", contó. Estos 'privilegios' empezaron antes. Albert Solà habría recibido en Ibiza un trato especial comparado con el resto de niños de acogida de la época; así aseguró que existen pagos de 900 pesetas trimestrales que quedaron registrados en la documentación de la época.

"Cuando vivía en Ibiza con mis primeros padres venía a verme una señora muy elegante, siempre vestida con traje de chaqueta y falda, me traía regalos", explicó Albert Solà, que ha aseguró que más tarde descubrió que aquella mujer era la madre del rey emérito. "Cuando luego estaba con mis padres, de vez en cuando recibía regalos carísimos que mis padres claramente no se podían permitir, me compraron un coche nuevo cuando mi padre jamás había tenido uno, él usaba coches de tercera mano, mis padres no tenían recursos para darme esos caprichos, no sé de dónde lo sacarían", contó.

Albert Solà

Albert Solà, en su entrevista con '¿Quién es mi padre?', antes de su muerte.

Telecinco

Más tarde descubrió también que en su partida de nacimiento, en la que reza como "hijo expósito de padres desconocidos", constaba que el recién nacido tenía entre sus pertenencias un chupete verde, que para Solà escondía el mensaje de la monarquía "Viva el Rey de España". Este objeto podría vincularle a la Casa Real pero fue desestimado con prueba en la demanda de paternidad que años más tarde pondría en marcha para conseguir ser aceptado como hijo de Juan Carlos de Borbón.

"Mis padres adoptivos era de una familia muy pobre. Ahí yo he visto pasar penurias porque no iba bien la cosecha o había un animal que tenía un mal parto. Eso era un una baja de dinero importante para ellos. Pero a mí no me faltaba nada", contaba Albert Solà al programa de Carlota Corredera.

En el programa de Telecinco Albert Solà aseguró que una prueba de ADN "basada presuntamente en una muestra de saliva del rey, aportada por un supuesto colaborador del CNI" demostraba su parentesco con el rey emérito y que, tras los resultados de ADN, los servicios secretos le habrían obligado a renunciar a sus derechos dinásticos como supuesto hijo del rey Juan Carlos. "Ellos me pidieron que yo renunciara a los derechos sucesorios. A favor de mi hermano Felipe", dijo el supuesto hijo del rey emérito al programa poco antes de su muerte.

El catalán Albert Solà ha fallecido tras toda una vida intentado responder a la gran pregunta y antes de morir confesaba: "He perdido más que he ganado. En el entorno del ámbito familiar, en el entorno económico... Es algo que jamás voy a recuperar. ¿Valdrá la pena? Lo dejo en el aire".