No es habitual en ellas, por lo que se trata de una de las anécdotas más desafortunadas de la reina Silvia de Suecia y su hija Victoria.
El pasado martes la familia real sueca acudió casi al completo -a falta de la princesa Magdalena- a la apertura del Parlamento de Estocolmo con motivo del nuevo curso. Una cita en la que Silvia y Victoria estuvieron en el punto de mira de los medios de comunicación. El motivo no fue otro que una pequeña anécdota, muy humana, hay que decirlo, que protagonizaron la monarca y su hija mayor.
Durante el discurso inaugural, la esposa del rey Carlos Gustavo y la princesa no pudieron evitar cerrar los ojos brevemente, un gesto que las cámaras han captado e interpretado como "pequeñas siestas" a las que las royals no pudieron resistirse. No está claro que haya sido así o que, simplemente, ambas estuvieran tan concentradas en la solemne ceremonia.
Sin embargo, los objetivos no perdonan y las imágenes han circulado por todo el país representando una anécdota que, más que vergonzosa, se ha quedado en divertida.
No es de extrañar que en ocasiones los royals, sometidos a interminables discursos y actos públicos, dejen ver durante unos segundos su parte más "humana" y protagonicen escenas como estas. Eso sí, al rey Carlos Gustavo no le hizo tanta gracia ver la actitud de su hija, a la que en algún momento le dedicó unas desafiantes miradas como "regañina". Eso sí, él mismo también se mostró algo cansado durante la larga e uniforme ceremonia.
Seguro que Victoria y Silvia no se sienten orgullosas de estas escenas, sin embargo, madre e hija son muy queridas por los ciudadanos suecos que seguro que se toman con más humor que su monarca estas instantáneas de sus royals. Su simpatía y cercanía con Suecia se hacen aún más presentes con anécdotas como esta, que no deja de ser una situación que podría pasarle a cualquiera.