La relación entre el príncipe Harry (39 años) con su padre, el rey Carlos III, y su hermano, el príncipe Guillermo, ha generado mucho interés entre los medios de comunicación británicos e internacionales. Desde que el duque de Sussex abandonó la Casa Real inglesa para mudarse a Estados Unidos con su esposa, Meghan Markle, el vínculo entre los Windsor ha sido, cuanto menos, tenso.
Es por eso que el viaje de Harry a Londres de esta semana, con motivo de los Juegos Invictus, era la ocasión perfecta para reencontrarse con su progenitor y hermano. Una oportunidad para limar asperezas y demostrar que, a pesar de todo, están juntos en esto. No obstante, no ha podido ser. La semana pasada salió a la luz que el monarca había solapado su agenda con la de su hijo, de manera que tenía varios actos el mismo día que su hijo más joven llegaba a Reino Unido.
Algo que se confirmaba con el comunicado urgente que realizó el portavoz de Harry. En él, el duque explicaba que iba a ser imposible reunirse con el rey y que esperaba verle pronto. Un plantón al que se sumaba el del príncipe Guillermo. En su caso, tenía algunos eventos por la mañana, pero por la tarde se ausentó también de la fiesta en los jardines de Buckingham que organizó el monarca.
No ha sido hasta hoy cuando ha reaparecido en Nansleden, una ciudad del ducado de Cornualles, con el objetivo de conocer el primer proyecto de viviendas para personas sin hogar. Sonriente, cercano y muy relajado, Guillermo ha puesto tierra de por medio con toda la polémica generada por la llegada de su hermano.
El verdadero estado anímico del príncipe Harry ante el plantón de su padre y hermano
Durante sus actos del pasado miércoles 8 de mayo, Harry se mostró alegre, calmado y muy cercano con las personas que asistieron para homenajear el décimo aniversario de los Juegos Invictus. Acompañado por su familia materna, todo parecía apuntar que el duque de Sussex se había tomado bien la ausencia de su padre y hermano. Ahora, según recoge la revista 'Vanity Fair', esto podría no ser así.
Esa deslumbrante sonrisa que Harry regaló a los asistentes y los ciudadanos congregados en las cercanías no sería más que una máscara que ocultaría la decepción por no poder ver a su familia durante su visita. Así, este desplante, según un amigo de la familia que ha hablado con el citado medio, habría dolido profundamente al príncipe.
"Lo siente como un desaire. Harry rara vez está en Gran Bretaña y obviamente quiere ver a su padre siempre que viene. No sabe cuándo volverá y está muy preocupado por su padre, así que tenía muchísimas ganas de verle", ha expresado dicha fuente. Una pena que se acentúa más al saber que el príncipe mandó invitaciones a su padre y hermano. Una especie de bandera blanca para firmar la paz, al menos durante unas horas y por el bien de la salud de Carlos III. Sin embargo, eso no ablandó el corazón de los royals ingleses.
El significado oculto del viaje de Guillermo fuera de Londres
Durante estos días en los que todos los ojos estaban puestos en su familia, el príncipe Guillermo ha optado por el silencio y la discreción. A pesar de tener un acto el miércoles por la mañana, desapareció a posteriori. No apareció ni en la fiesta de su padre, ni en el servicio religioso de su hermano.
El príncipe Guillermo vuelve a sonreír.
En cambio, durante este jueves lo hemos visto a Cornualles, visitando un centro para personas sin hogar y desde donde se desplazara mañana hasta las islas Scilly. En este archipiélago acudirá al puerto de Saint Mary y uno de los hospitales de la localidad. Este es el primer viaje de varios días que el príncipe realiza fuera de Londres desde que Kate Middleton (42 años) fue operada y diagnosticada con cáncer.
De esta manera, estos compromisos de dos días fuera de la capital revelan que el estado de la princesa de Gales es lo suficientemente bueno para que el heredero al trono se ausente durante más tiempo del habitual. Un paso que permite a Kate y Guillermo recuperar cierta normalidad dentro de esta complicada situación.