Esta semana el foco sobre la Casa Real británica se ha acentuado. Durante los últimos meses, la Corona inglesa ha experimentado un escrutinio exhaustivo debido a los diagnósticos de cáncer de Kate Middleton (42 años) y el rey Carlos III (75 años). Sin embargo, esta semana la atención se ha debido a un motivo muy diferente: la visita del príncipe Harry (39 años) a Reino Unido para celebrar los Juegos Invictus.
El hermano del príncipe Guillermo (41 años) acudió, por la mañana, a una charla relacionada con esta competición y, por la tarde, b en honor al décimo aniversario de estos juegos en la Catedral de San Pablo. Arropado por su familia materna y, en apariencia, muy relajado, el marido de Meghan Markle llevo a cabo sus cometidos con elegancia y entereza.
Al mismo tiempo que esto ocurría, a menos de 4 km, el rey Carlos III presidía la primera fiesta en los jardines del Palacio de Buckingham. Acompañado de la reina Camila, su hermana Ana y otros familiares, el monarca se mostraba muy feliz de poder retomar los actos de su agenda institucional. De hecho, era recibido con un gran aplauso por los invitados porque todos sabían lo importante que era para Carlos volver a sus deberes públicos. Para él, era una prioridad ejercer su cargo público y "servir" al pueblo británico, como él mismo anunció durante Semana Santa.
La frase literal de Carlos III sobre su estado que ha impactado a la prensa británica
Fue durante este evento en Buckingham cuando el rey Carlos, hablando con los invitados e invitadas, reveló cómo se encuentra. Horas antes, había surgido cierta preocupación por su estado por las imágenes del monarca saliendo del Palacio de Berkshire. Con la sencillez y sinceridad que lo caracteriza, el rey hablaba sobre su estado de salud: "No lo estoy haciendo mal".
La prensa británica se ha hecho eco de ellas porque se diferencian de lo que había dicho hasta ahora Carlos. Siempre que le han preguntado por su diagnóstico, el marido de Camila ha contestado en positivo y refiriéndose únicamente a su condición. En cambio, en esta ocasión, ha preferido destacar que, a pesar de todo lo malo, sigue intentando llevar a cabo sus deberes reales.
Si cabía alguna duda de que sus declaraciones eran muy diferentes a las que le hemos oído pronunciar hasta la fecha, su siguiente intervención lo confirmó. Algunos de los invitados quisieron saber cómo se encontraba: "No demasiado mal". Tres palabras que sorprendían a los medios de comunicación por no ser tan contundentes y esperanzadoras como otras.
Desde que anunció que volvía a retomar su agenda de actos a pesar de seguir con su tratamiento contra el cáncer, Carlos III ha reaparecido en varios eventos. El más reciente este mismo jueves, cuando se reunió con los trabajadores y personal de la Real Escuela de Ingeniería Militar. Cercano y sonriente, el padre del príncipe de Gales no dudó en bromear con los ingenieros y llegó a decir que estaba feliz de estar "fuera de mi jaula".
El príncipe Harry, arropado por los hermanos de la princesa Diana
A pesar de que Harry sí invitó a su padre y hermano a los Juegos Invictus, ningún miembro de la Casa Real británica acudió al acto. De hecho, la semana pasada, ya salió a la luz que el rey había solapado su agenda con la de su hija. Tampoco tuvo lugar ninguna reunión privada entre Carlos, Guillermo y el duque de Sussex. Una situación que dejaba a Harry completamente solo en su vuelta a Reino Unido.
O eso creíamos. Y es que, durante el evento en la Catedral de San Pablo, los tres hermanos de la princesa Diana no quisieron pasar esta oportunidad para apoyar a su sobrino. Charles Spencer, Lady Sarah McCorquodale y Lady Jane Fellowes fueron de los primeros en dejarse ver en el templo, dejando claro que los Spencer no iban a permitir que el joven pasara ese día en solitario.
¿Cómo se ha tomado Harry la ausencia de su padre y hermano en los Juegos Invictus?
A pesar de toda la tensión, enfado y polémica, Harry tenía esperanzas de que el rey Carlos III y el príncipe Guillermo acudieran a los eventos relacionados con los Juegos Invictus. No en vano les envió invitaciones para que acudieran. Sin embargo, ninguno de los dos se acercó a ninguno de los dos actos. Sabiendo que todos los ojos estarían puestos en él, el duque de Sussex se mostró afable, sonriente y relajado. Aún así, según 'Vanity Fair', esto sería una fachada para ocultar lo que verdaderamente estaría sintiendo.
"Lo siente como un desaire. Harry rara vez está en Gran Bretaña y obviamente quiere ver a su padre siempre que viene. No sabe cuándo volverá y está muy preocupado por su padre, así que tenía muchísimas ganas de verle", ha revelado un amigo de la familia al citado medio. De esta manera, a pesar de que la decisión de marcharse fue suya, el príncipe podría sentirse dolido por esta distancia.