Diez años son los que lleva el rey Felipe (56 años) al frente de la Casa Real. La semana pasada, el monarca celebró su década en el trono mostrando una imagen de lo más familiar junto a la reina Letizia (51 años) y sus hijas la princesa Leonor (18 años) y la infanta Sofía (17 años). Pero no son los únicos que forman parte de la familia real. A nivel institucional, los reyes eméritos también están dentro de este núcleo. Don Juan Carlos (86 años) y doña Sofía (85 años), pese a que él abdicó hace diez años, siguen teniendo esa denominación oficial pese a que del emérito no hay ni rastro en las actividades de la Corona. Distinto es el caso de doña Sofía.
Después de diez años como reina emérita, la reina Sofía vive una situación de lo más significativa tanto en lo laboral como en lo personal. Si algo marca el día a día de la madre de Felipe VI es ese dicho de una de cal y una de arena. Doña Sofía vive situaciones que suponen grandes alegrías para ella y que se pueden considerar como una buena evolución, pero también vive situaciones que son totalmente contrarias y que suponen que su rutina esté marcada por una montaña rusa de emociones.
La cara A y la cara B de la reina Sofía en sus funciones como emérita
En cuanto a lo laboral, hay que destacar que la reina Sofía sigue teniendo presencia en la agenda oficial. Cuando el rey Felipe se estrenó como jefe de Estado, una de las máximas que implantó fue la de desmarcarse del pasado, de las polémicas y de su familia. El rey Juan Carlos y las infantas Elena y Cristina se quedaron sin sus funciones reales. Pero no sucedió lo mismo con doña Sofía. La emérita, a día de hoy, sigue formando parte de la agenda oficial. Esta es una forma en la que su hijo le da protagonismo y le muestra su confianza. Don Felipe sabe bien de la importancia que tiene para su madre poder cumplir con su rol dentro de la institución y de ahí que esté conforme con mantener sus citas más importantes.
La reina Sofía, en cada una de sus apariciones, se muestra encantada. Cumplir con su papel de reina emérita es toda una motivación para ella y le hace sentirse realizada. Después de años como Reina, para ella hubiese sido complicado verse apartada por completo de sus funciones y sumar a esto las polémicas personales que han perseguido a su familia en los últimos años. Sin embargo, que mantenga su agenda, no está reñido con que haya momentos en los que se vea apartada.
En este caso, la cara B viene cuando hay eventos importantes. Lo más probable es que a la reina Sofía le hubiera encantado estar presente en según qué actividades importantes para la familia real. La jura de la Constitución de la princesa Leonor o los actos del décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI son algunos de esos eventos en los que se ha convertido en la gran ausente. Mientras que en otros actos importantes como los Premios Princesa de Asturias sí que le permiten estar, en otros se tiene que conformar con vivirlos desde la distancia.
El motivo por el que la reina Sofía no está en estos eventos, tendría mucho que ver con el rey Juan Carlos. El emérito habría manifestado su deseo de ir a los actos relacionados con la continuidad de la monarquía en los que su hijo y su nieta son protagonistas. Desde Casa Real preferirían que don Juan Carlos no esté en estas apariciones para que sus polémicas no las empañen. Esto es lo que llevaría a que doña Sofía tampoco esté. Si la emérita estuviera, resultaría muy raro que el emérito no. De ahí que tenga que conformarse con no ir cuando su marido sí que quiere aparecer y no se lo permiten.
La montaña rusa de la reina Sofía en el plano personal
Si en lo laboral tiene una de cal y otra de arena, en lo personal no es menos. Por un lado, en los últimos tiempos ha conseguido una unión familiar que hasta hace un tiempo brillaba por su ausencia. El distanciamiento entre el rey Felipe y sus hermanas la infanta Elena y la infanta Cristina era más que evidente. Así como la tensión que se decía que existía entre doña Sofía y doña Letizia, en especial desde su desencuentro en la catedral de Palma de Mallorca en el año 2018. A estoy hay que sumar que no puede disfrutar de sus nietos como le gustaría, la enfermedad que padece su hermana Irene de Grecia, y el hecho de que el rey emérito viva en Abu Dabi y apenas haya relación entre ellos, al menos no públicamente.
Pero poco a poco, ha habido cosas que han ido cambiando. Ver cómo hay un acercamiento entre sus hijos, que en el cumple de la infanta Elena celebrado el pasado diciembre se reuniera toda la familia, que doña Elena haya tenido presencia en la agenda oficial en los últimos meses o los guiños de los reyes Felipe y Letizia a los eméritos, son algunos de los hechos que marcan este cambio. Sin ir más lejos, esta misma semana los Reyes enseñaron un pasillo de Zarzuela en los que hay bustos de don Juan Carlos y doña Sofía. Una forma de hacerles un guiño tanto personal como laboral.
Ahora, doña Sofía se enfrenta a un nuevo verano en Palma de Mallorca. Como cada año, en las próximas semanas viajará a Marivent para disfrutar de unas vacaciones en las que tendrá oportunidad de disfrutar de su familia. Habrá que ver quiénes son los que viajan hasta la isla para estar con ella unos días. Sea quien sea, lo que es seguro es que los recibirá con los brazos abiertos después de un curso de lo más intenso con altos y bajos en todos los sentidos.