Este lunes 19 de septiembre, el último adiós a Isabel II y su regio despliegue ha dejado imágenes tan potentes, como solemnes y emocionantes. Una jornada larga, de intensas emociones, de momentos de belleza cautivadora, también de tristeza y controvertidos, que ha concluido en el castillo de Windsor, donde ya descansan los restos mortales de la soberana. La reina recibirá sepultura en una ceremonia privada tras la que tendrá lugar el entierro y el féretro será introducido en la cripta real de la capilla de San Jorge.
Con la puntualidad británica como sello, el féretro de Isabel II llegaba a Westminster, donde se llevaría a cabo la última gran misa por su memoria a las 12 de la mañana, hora peninsular, 11 en el Reino Unido. Era lo que desde Buckingham se había fijado y la casa real no ha hecho esperar ni un segundo de más al centenar de invitados al multitudinario adiós a la Soberana.
En el camino desde el Westminster Hall a la Abadía, el féretro de Isabel II ha estado escoltado en todo momento por sus hijos y por sus nietos. Carlos III, la princesa Ana y los príncipes Eduardo y Andrés, quien hacía serios esfuerzos por no romperse, marchaban junto con la guardia real y los cientos de soldados que han conducido el carro que trasladaba los restos mortales de la última gran reina. A continuación, y siguiendo la línea sucesoria, Guillermo y Harry.
Todo el cortejo fúnebre se ha realizado con una banda sonora de gaitas, que añadía especial emotividad al momento. Decenas de estos instrumentos, característicos de Gales, para despedir a su reina; que ha realizado todo el camino con La Corona, el cetro y el orbe; así como un espectacular ramo de flores silvestres, cultivadas a partir de su ramo de novia. Un pequeño guiño al Príncipe de Edimburgo, puesto que también portaba una carta manuscrita en la que se leía "in loving memory, Lilibeth", como él la llamaba de manera familiar.
Tras la misa funeral, un nuevo cortejo funerario ha conducido a la reina hasta Buckingham, su palacio, y, de ahí, será conducida (ya en automovil) hasta el castillo de Windsor donde reposarán sus restos junto con los de sus antepasados.
Las larguísimas colas que han recorrido algunos de los lugares más emblemáticos de Londres han dejado buena muestra de lo que significaba Isabel II no solo para los británicos, sino para el mundo entero. Ciudadanos llenados de todas partes se unían a horas de espera para presentar sus respetos a la reina de las reinas y admirar una ocasión única que, sin duda, marcará para siempre la historia. Isabel II fallecía en Balmoral hace ahora más de diez días y todavía ocurren momentos nunca antes vistos. Este lunes, el mundo entero se despida, ya para siempre, de la reina que ha visto la historia pasar por delante de sus ojos. El mundo entero dice adiós a Isabel II.
Este 19 de septiembre es ya una fecha para recordar. Tras días de viajes y apariciones, de despedidas y misas, de recepciones y novedades, los británicos dan el último adiós a la reina Isabel II. La monarca, que fallecía en Balmoral a los 96 años, deja el futuro de la corona y, claro, también del país en manos de su hijo, el ya rey Carlos III. Una sombra complicadísima de llenar y para la que el veterano heredero ha estado décadas preparándose. Hasta ahora, los fastos tras el fallecimiento de Isabel II han llenado todo. Empieza, con el funeral de Estado, la verdadera nueva era.
Más de 2.000 invitados y 500 jefes de estado
Diez días son pocos para preparar un operativo como el que rodea al funeral de Isabel II. Los ensayos anuales del despliegue han encontrado en esta semana su justificación. El último adiós a la reina supone un desafío en términos de seguridad. Más de 2000 invitados han viajado a Londres, donde han seguido férreas indicaciones para que el horario haya sido cumplido al minuto. Y es que como adelantaba el arzobispo de Canterbury, la reina no quería un funeral largo y aburrido.
Miembros de numerosas Casas Reales, monarquías reinantes, Jefes de Estado, figuras políticas clave, invitados de primer nivel, todos forman parte de los más de 2.000 que asisten a las exequias por la reina. El mayor cónclave de líderes mundiales en años se encuentra en Londres y la ciudad se blinda para la ocasión. Cancelaciones, vuelos retrasados y numerosas medidas que se unen al día festivo para los habitantes de Reino Unido. Todo es poco para un acontecimiento de estas proporciones.
Un horario férreo
A las 6:30 de la mañana, hora local, de este lunes ha terminado la capilla ardiente de la reina Isabel II. Es el pistoletazo de salida para los preparativos del funeral de Estado. No será, eso sí, hasta las 10:44, hora local, cuando el carruaje en el que se transportan los restos mortales de la reina empiece su traslado hasta Westminster. El rey Carlos III y los miembros de la Familia Real, como ya viene siendo habitual estos días, acompañarán al féretro hasta la abadía. La llegada está prevista poco antes de las 11, hora local, las 12 en España.
Será entonces cuando empiece la misa. El funeral concluirá con los dos minutos de silencio que se han hecho extensibles a todo el país. Una vez terminados los actos de Westminster, de nuevo, el cortejo trasladará los restos mortales hasta Arco de Wellington, donde estará esperando coche fúnebre.
El féretro será trasladado hasta Windsor donde antes de las 16:00 llegará a la capilla de San Jorge. Allí volverá a realizarse un servicio religioso solo para los miembros más allegados. El entierro tendrá lugar a las 19:30 y será una ceremonia privada. Los restos de la reina reposarán junto a los de su marido, el duque de Edimburgo.
El reencuentro con los eméritos
Si los ojos del mundo entero están presentes en el funeral de Isabel II, un poco más de curiosidad despierta para unos países en concreto. Es el caso de España, claro. La presencia de los reyes Felipe y Letizia y también de los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, ha hecho que el último adiós de Isabel II cause una pequeña revolución. Es esta la primera ocasión en la que los actuales reyes coinciden en público con el rey Juan Carlos desde hace meses y la atención no es poca.
La especial relación de los eméritos con la Casa Real británica hizo que la presencia de Juan Carlos y Sofía estuviese justificada e incluso entrase a formar parte de la agenda oficial de la Casa Real española. Claro que la incomodidad fue patente desde el primer momento en el que se confirmó el viaje del rey Juan Carlos desde Abu Dabi.
La Familia Real británica más unida que nunca
El fallecimiento de la reina Isabel II ha supuesto numerosos y evidentes cambios en la Familia Real británica. No solo en cuanto al liderazgo de la corona, ejercido ahora por los reyes Carlos y Camilla, o al nuevo papel de heredero del príncipe Guillermo, sino y sobre todo respecto a la presencia de los duques de Sussex. El príncipe Harry y Meghan Markle se encontraban en Reino Unido cuando conocieron el delicadísimo estado de la reina Isabel II. Rápidamente, el duque de Sussex se unía a los suyos en Balmoral para despedirse de su abuela. Desde entonces, todo ha cambiado.
A lo largo de estos días hemos podido ver a Harry y Meghan Markle más cerca que nunca de los Windsor. Lejos quedan ya, parece ser, las polémicas y las declaraciones incendiarias contra la monarquía. Los Sussex recuperaban su sitio en la Familia Real y hasta se dejaban ver junto al príncipe Guillermo y Kate Middleton. Un nuevo tiempo se abre y son varias las voces que apuntan a que Harry y Meghan podrían cambiar de planes. Por el momento, eso sí, permanecerán en Reino Unido hasta que termine el luto oficial decretado por la reina Isabel II.