La muerte de Isabel II ha propiciado que don Felipe y doña Letizia coincidan en tiempo y espacio con don Juan Carlos dos años después de que el rey emérito iniciara una nueva vida en Abu Dabi. Aunque bien es cierto que tuvieron la oportunidad de compartir un almuerzo privado hace apenas unos meses, será este lunes cuando los cuatro reyes dejen a un lado sus diferencias y recuperen su posición como monarcas ante los ojos del mundo.
La pérdida de Isabel II no solo ha dejado huérfanos y desolados a sus hijos y nietos. En el caso de la familia real española no solo han perdido una guía sino también a un familiar muy querido por todos. Solo hay que recordar esa cariñosa carta con motivo de sus 70 años en el trono en la que Felipe VI se dirigía a ella como 'tía Lilibet'. Pero, ¿de dónde viene ese vínculo?
Nos tenemos que remontan a la reina Victoria. La abuela de don Juan Carlos era Victoria Eugenia, nieta de la reina Victoria. Lo que significa que era la tatarabuela del rey emérito al mismo tiempo que lo era también de Isabel II. Algo similar ocurría entre la reina Sofía y el desaparecido Felipe de Edimburgo. Su padre Pablo de Grecia era primo de Jorge I, abuelo del marido de Isabel II. Lo que se traduce en que el duque de Edimburgo era tío segundo de doña Sofía.
Aunque lejanos, estos lazos de sangre darían respuesta a la relación tan cercana que siempre ha existido entre los Borbón y los Windsor.
Felipe VI no dudó en extender su cariño hacía su tía Lilibet a la reina Letizia. De ahí que en las diferentes ocasiones en las que la consorte ha viajado a Reino Unido no haya ocultado la buena sintonía que existía no solo con la soberana sino también con el príncipe Carlos, Kate Middleton o el duque de Edimburgo, de quien se dice fue uno de sus grandes consejeros a la hora de afrontar la rigidez que supone ser miembro de la realeza.
Una muestra de esta conexión quedó demostrada en la boda de Guillermo y Kate en 20111. La pareja decidió invitar a solo dos personas de cada familia real. Sin embargo, acudieron la reina Sofía, además de Felipe y Letizia. A este gesto habría que sumar cómo Isabel II acogió en el palacio de Buckingham a los Reyes durante la visita de Estado que realizaron en 2017. Algo muy llamativo teniendo en cuenta que los invitados se suelen hospedar en Windsor.