La foto del rey emérito en Abu Dabi con sus hijas Elena y Cristina y cinco de sus nietos –los cuatro Urdangarin más Victoria Federica de Marichalar–, ha sentado como un jarro de agua fría no solo en Zarzuela, ya que la dichosa foto eclipsó totalmente la reaparición de la princesa Leonor en el centro de refugiados de Ucrania, sino también a la reina Sofía, que sigue viviendo con su hermana Irene en un ala de palacio sin que apenas nadie de la familia se acuerde de su existencia. Su hijo Felipe, al menos, decidió hacerle una corta visita en Palma durante esta Semana Santa, en desagravio por no haber ido con su familia a la tradicional misa de Pascua.
Lo cierto, y tal y como relata Pilar Eyre en Lecturas, "Sofía participó en su último acto, la jura de bandera de civiles en el Pardo, con expresión seria y triste". Esa tristeza es comprensible porque se siente apartada y marginada por su propia familia. Separada, no legalmente, pero si 'de facto' del rey Juan Carlos, a la reina Sofía solo le quedaban sus hijos y sus nietos. Ahora ya, ni siquiera eso. "Sus nietas van a casa de su tía Telma para ver a la abuela materna y su pareja, y a ella, que vive a 300 metros, no la visitan nunca", argumenta Pilar. "Hace unos años se supo que si quería estar con las niñas no podía hacerlo espontáneamente, debía avisar con tiempo".
"También resulta curioso constatar que su hija Cristina visita más a menudo a su padre, que reside en los Emiratos, que a ella. Incluso ve poco a su hija Elena, y Sofía se resiente de su soledad. ¿Para cuándo una foto con sus hijas y nietos como la célebre de Abu Dabi? ¡Hasta sería posible que posara con Juan Carlos!", dice Pilar Eyre.