Sofía de Suecia cumple 40 años este viernes. Para celebrarlo, ha accedido a posar para la portada del próximo número de la edición escandinava de la revista Vogue, con la que también ha charlado sobre algunos aspectos poco conocidos de su trayectoria vital. Las fotografías se realizaron en verano, cuando todavía no se sabía que la princesa volvía a estar en estado de buena esperanza. "Estoy embarazada y he posado para 'Vogue'. Quizá estoy en la crisis de los 40", bromeaba la sueca sobre un embarazo que, según su versión, no fue buscado.
"Siempre he soñado con una familia. Es uno de mis mayores objetivos en la vida. Tanto mi marido como yo venimos de una familia de cinco personas, con tres hijos, así que pensamos que sería un buen número y nos sentimos muy contentos con él. Pero afortunadamente, hay una nueva vida en camino. Nos sentimos muy honrados y agradecidos. Quizás no fue planeado, pero ahora estamos muy, muy emocionados. Especialmente los niños", explica la princesa, que tiene tres hijos en común (Alejandro Erik, Gabriel Carlos y Julian) con el príncipe Carlos Felipe de Suecia.
Aunque la mayor parte de su entrevista está centrada en su historia de amor. Una historia bastante criticada por tratarse de una mujer sin sangre azul y con una imagen poco edificante a ojos de muchos. Y es que, siendo jovencita, Sofía hizo sus pinitos como modelo, protagonizó una sesión de fotos —para la revista masculina 'Slitz'— en la que aparecía con una boa constrictor alrededor del torso, y participó en el reality show 'Hotel Paradise', precursor de 'Love Island'.
Gtres
Las piedras en su camino
Después se marchó a vivir a Nueva York, donde abandonó el mundo del espectáculo y en 2005 se matriculó en un programa de contabilidad. Fue estando allí cuando se cruzó en su camino el hermano de la princesa heredera Victoria de Suecia. "Parecía muy humilde. Tenía unos ojos grandes, marrones, muy, muy amables. Sentí que algo encajaba, pero también pensé que así es como se sienten todas las chicas cuando lo conocen", ha confesado sobre una relación que de primeras tenía forma de amistad pero pronto se transformó en otra cosa. "Creo que la gente sentía que había algo entre nosotros, pero teníamos que esperar el momento oportuno para sentir que valía la pena".
Corría el verano de 2010 cuando la casa real sueca confirmó que Carlos Felipe salía con Sofía, y en 2011 se contó que los tortolitos se habían ido a vivir juntos a un apartamento en la isla de Djurgården, donde todavía hoy residen. Para entonces ya eran muchos los que ponían a caer de un burro al príncipe, que tampoco encontró gran consuelo en sus familiares. Empezando por su padre, el rey Carlos Gustavo. Y eso que el monarca tenía poca autoridad moral para censurar su relación amorosa —hablamos de un señor que también se casó en su día con una plebeya, Silvia Sommerlath, a la que conoció en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 y que además era hija de un antiguo miembro del partido nazi alemán NSDAP—.
Afortunadamente, la tormenta acabó pasando y Carlos Felipe y Sofía celebraron su boda en la capilla real del palacio de Estocolmo en junio de 2015. "Sofía es querida y respetada por la familia real. Al principio sí es cierto que no la recibieron con las manos abiertas por su polémico pasado, pero ahora es una más", señaló no hace mucho un periodista sueco sobre la princesa, que lleva tiempo involucrada en obras solidarias y está comprometida con la lucha contra el acoso —algunos opinan que precisamente se construyó esa imagen solidaria para ganarse el respeto y el afecto de los suecos, quienes hoy día, en su mayoría, se muestran a favor de la monarquía—.
La situación de sus hijos
En 2019, la familia real sueca 'menguó' después de que Carlos Gustavo optara por excluir de la casa del rey a cinco de sus nietos, entre ellos los retoños de su hijo Carlos Felipe. Aunque el príncipe no hizo aspavientos con el asunto—. “El Rey ha anunciado la decisión de que nuestros hijos ya no ocupen el cargo de Alteza Real", aseguró entonces. "Vemos esto muy positivo tanto para Alexander como para Gabriel ya que ambos tendrán opciones más libres en la vida. Conservarán sus títulos de príncipe y sus ducados, Södermanland y Dalarna, que valoramos y de los que nos sentimos orgullosos. Nuestra familia tiene fuertes conexiones con ambos lugares y mantenemos nuestro compromiso con ellos. Continuaremos enfocándonos en los problemas y el compromiso de nuestro corazón".